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Por Jorge Iván Ospina

Por Jorge Iván Ospina

 

Para algunos, entre más enfermos mejor

 

No existen momentos mas dolorosos y tristes que aquellos cuando el ser amado, sea esposa, padres, hijos, hermanos o  amigos demandan servicios de salud y no son atendidos con la oportunidad y calidad requerida. Tal vez no haya mayor humillación como la que surge desde la impotencia  de ver que la vida se va,  el dolor aumenta y la merecida asistencia es escasa.

Y, ¿qué pensar de los momentos eternos cuando en una lista se espera por una cirugía, radioterapia u otros procedimientos? Imaginen la angustia de saber que el cáncer carcome o de no conocer el motivo de las dolencias sin atención facultativa.

¿Efectivamente son las empresas promotoras de salud EPS organizaciones que promocionan la salud? ¿Usted ha recibido una llamada de alguna para indagar sobre su estado? ¿Si es obeso, fuma o tiene hijos adolescentes? ¿Ha sido convocada para realizarse sistemáticamente una citología de cuello uterino? ¿Le han comunicado sobre los riesgos del sedentarismo, el stress y el alcohol? ¿Le han explicado la importancia del autoexamen de mama o el examen de próstata? NO,  es poco probable que esto ocurra, por el contrario acuciosamente recibirá una llamada de su EPS para concretar el pago. Las circunstancias anteriores indican que en Colombia no existe promoción de la salud y prevención de la enfermedad; pero sí hay promoción de la captación de recursos del usuario y restricción de servicios.

En ocasiones pienso que no se trata de insensibilidad. Es imposible que un alto ejecutivo de una EPS  sea inconsciente de la privación de servicios a la que es sometido un paciente y de lo difícil y complejo que resulta tener que acudir a una tutela para obtener un servicio esencial; conozco a muchos de estos ejecutivos y sé de sus cualidades personales y profesionales, son inmejorables. ¿Pero, por qué? ¿Qué motiva y genera tal comportamiento por parte de las EPS?

La falla está en que se ha diseñado la organización de la salud bajo la lógica de hacer dinero, de esta manera para la EPS significa mayor rentabilidad restringir los servicios y por el contrario las clínicas y hospitales aumentan sus ingresos practicando un mayor número de atenciones (entre mas enfermos estemos, mejor les va), ¡qué locura!

Los problemas son tantos y tan complejos que la solución debe buscarse desde la ruptura total de lo existente. Irónicamente en medio de la crisis debemos reconocer que nunca nuestro país había invertido más en salud que en los últimos 15 años, pero tampoco nunca se había dilapidado más y aunque los recursos son escasos para unas demandas mayores, mucho más se puede conseguir.

En principio debemos considerar que no tenemos un modelo de salud, lo que hay son actores prestadores de servicios, unos mejores que otros y no trabajan en coordinación, la investigación orientada a los problemas de salud es inexistente, por tanto desconocemos cómo intervenir las patologías  considerando las variables ambientales, étnicas y sociales. Pero lo mas grave, es que no se tiene en cuenta una premisa esencial “la salud  no es únicamente la ausencia de enfermedad, es un estado integral de bienestar”.

Decir que la salud es un estado integral de bienestar, es evaluar al sujeto en su vivienda, barrio, escuela, trabajo, alimentación, relaciones culturales, recreativas y deportivas, comprendiendo que para mantenernos saludables y evitar la enfermedad debemos pensarnos en espacios de adecuada alimentación,  reducción de riesgos, educación de calidad, lo que se resume en entornos saludables. Un sistema solo orientado en la relación entre prestadores de servicio y EPS  basado en la enfermedad, COLAPSA  y se hace imposible de financiar.

El reto de la sociedad colombiana es aprovechar los desarrollos administrativos de muchos de los actuales prestadores de servicios y construir un verdadero modelo que tenga como principal objetivo el desarrollo de seres saludables, fundamentado en la participación ciudadana, intersectorialidad, investigación aplicada, gestionado desde organizaciones sin animo de lucro y donde el dinero solo sea un medio y no el fin de los actores.

Ponernos en el lugar del paciente y comprender efectivamente que la  vida es una sola y se agota fácilmente es fundamental para dar solución a lo que llamamos la crisis de la salud, una crisis crónica que en su última etapa ya completa 20 años.