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Ojos de Perro Azul, por Carlos Penagos

Ojos de Perro Azul, por Carlos Penagos

 

¿Hasta cuándo la “excusitis”?

 

Se nos volvió costumbre a los colombianos, y aterricémoslo aun más, a los caleños, excusarnos por todo. La mala práctica seguramente nace en casa, se hace adolescente en el colegio, se profesionaliza en la universidad, se especializa en las aulas de postgrados y luego, hasta pagan por ello.

Pero resulta peor que justifiquemos nuestros actos, muchos de ellos, errores que sabemos que lo son, pero entre el orgullo, el ego o a lo mejor, la ignorancia que es la más atrevida de las posiciones para excusarnos por algo que hicimos o dejamos de hacer, ni siquiera solemos reconocer que fallamos, que estamos fallando o que vamos a fallar, y si lo anterior no se da, menos habrá acciones para corregir.

Éste, no pretende ser nada diferente a un llamado humilde de un ciudadano de Cali, que está harto, hasta la saciedad, de transitar por unas calles “podridas”. Y digo podridas porque me huele mal cuando veo calles como la 26, a la altura de la galería Santa Elena, en el tramo que va hasta el semáforo de la autopista suroriental.

Y que por qué huele feo? Porque ahí se pudre el robo de los contratistas que usan materiales perversos para arrancarle calidad al trabajo para el que “dizque” fueron contratados.

Cómo es posible, me pregunto, que las primeras lozas o capas de cemento sobre la calle 26 no tuvieran ningún hueco, y de administración en administración, quién sabe desde cuando se les hizo costumbre decembrina, echarle una “capita” mínima de asfalto de quinta categoría, y que como era tan mal hecho el trabajo y como los materiales utilizados, los huecos aparecían cada 6, 8 ó 10 meses.

Y luego de retirar esa capa de material de pésima calidad se dieron cuanta, nos dimos cuenta, que nos robaron otra vez a los caleños, porque la vía original está ahí, intacta. Y entonces, ¿quién tiene la excusa, quien tiene la justificación?

Seguro la respuesta debe tenerla el mismo contratista que lleva años robándose la plata en la autopista Simón Bolívar, entre la carrera 80 y hasta la Fundación Valle del Lili. Hay que ser un “timón” muy verraco para llegar bien hasta Jardín Plaza.

Ya hay copilotos que hacen apuestas y pagan por cada hueco que el conductor padece. Nunca he entendido, ¿por qué en Cali le llaman autopista a una calle con dos carriles llena de huecos?

Y al otro lado, en el sentido contrario por la Ciudadela Comfandi, después del barrio El Caney, hay huecos encima de los huecos. Si se atreven a pasar, háganlo a caballo o en mula, y que me perdonen los protectores de animales.

Y me acordé de la “maqueta de pacotilla” que diseñó el “artista urbano” al que se le ocurrió convertir la calle 15, en una miserable vía de un carril, cuando ésta pasa debajo del puente de la primera y que conecta con la Avenida de Las Américas, creando un embudo, donde no se puede “pinchar” ni una bicicleta porque se forma un trancón de la “madona”. Ahí ¿cuál es la excusa? Si no era viable, no la debieron hacer, pero nos metieron ese golazo a los caleños.

Pero así hay calles en el oeste, en el oriente de la ciudad o en el norte, ¿qué tal la vergüenza de la avenida 2° con carrera 52? Justo al frente de un CAI, hay un calle destapada en pleno corazón del norte de la ciudad, ¿qué reacción pueden tener los agentes del orden?, si ahí, en patrullas, bien sea en moto o carro, no pasan a más de 2 kilómetros por hora.

¿Quién tiene aquí las razones o las excusas?... ¿el Alcalde?, ¿el Secretario de Infraestructura? ¿Auditores?... ¿Quién sale a poner un segundo la cara por este trato infame y burlesco que le dan a la ciudadanía, que con tintes de resignación e impotencia, porque ni alcaldes “veintejulieros” de clase popular, ni los de cuello fino, de alto abolengo le resuelven a la comunidad sus necesidades básicas insatisfechas, sin contar, por citar sólo algunos, el hambre, la salud, la educación, el desempleo y la seguridad? 

Nuestra “excusitis” ya se volvió hostal de frases como “así somos los colombianos, así estamos pintados”, y hasta con risas de fondo.

Invito a los funcionarios públicos, a los servidores públicos, a los ordenadores del gasto, a auditores a que le pongan algo de celeridad y efectividad a sus funciones, y a que refrenden por qué es que ocupan las dignidades que alegremente, pero hasta ahora para la sociedad, insatisfactoriamente, ostentan.

Ya van 9 meses del actual Gobierno Municipal. Hay mucha “excusitis”, hay mucha demora en la solución de prioridades de la comunidad, en la conclusión de obras o mega obras, como en el barrio Granada, de donde a pulso hicieron “huir” a los comerciantes del sector.

Algo que indigna aún más cuando ni excusa tienen, es que se esconden, no hablan, no aparecen, no existen, los celulares de los funcionarios se van a correo de voz, sin ni siquiera una “excusitis”.

El Gobierno de Rodrigo Guerrero debe ser más proclive y prolijo en sus actuaciones en pro de la comunidad y darle respuestas claras, oportunas y que evidencien que se está actuando.

Qué bueno, por ejemplo, que a Alberto Hadad, Secretario de Tránsito, se le ocurrió “infestar” los cruces de Cali con cámaras detectoras de infractores de las normas de tránsito, lo celebro, pero primero, por ley, también debe informar en cada esquina en la que las instaló, que éstas están allí.

Pero me pregunto, será que no alcanzan los recursos que inyectan estas fotomultas o de dónde corresponda sacar los dineros para arreglar los semáforos que están con los bombillos fundidos o instalar los semáforos en las intersecciones del nuevo tramo de calle 16, ó ¿cuántos accidentes y muertos necesitan en los cruces de esta vía con las carreras 56, 66, 70 y 80, para que se decidan a actuar?