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Esperanza Perafán: un homenaje a la ‘Señora Ley’

Esperanza Perafán: un homenaje a la ‘Señora Ley’

Después de varios años me enteré que era abogada. Así somos los melómanos, desconocemos hasta el estado civil de nuestros amigos de la melodía pero sabemos que temas les sacuden el miocardio y cual los lleva a la pista de baile, aunque no son muchos los que tienen en los pies la sabiduría que cultivan leyendo los vinilos, porque los vinilos también se leen, las carátulas llevan esa información valiosa que nos alimenta, una fecha, un compositor, un cantante, un arreglista, todo eso hay que saberlo para que un disco quede bien aprehendido, la melodía sirve como un pegamento para que nada se nos olvide y recordemos la anécdota que rodea cada composición.

Así era Esperanza Perafán, melómana, adicta a la melodía y todo su entorno, el baile, el concierto, la audición, siempre la encontrábamos en los eventos culturales con los que el movimiento salsero inunda Cali todos los fines de semana del año, animando, apoyando, participando, y convocando, no fueron pocas las veces que entraba su llamada o nos dejaba un mensaje para decirnos que ya nos tenía reservada la mesa para el concierto, para recordarnos las audiciones y sus temáticas, y llegaba siempre primero para esperarnos con el abrazo fuerte, y una sonrisa que era la prueba de la alegría que sentía al ver los espacios salseros llenos, un movimiento que sigue resistiendo ante los embates mediáticos que no permiten la difusión de la música que se produce en golpe de clave alrededor del mundo.

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Y en un gremio tan machista como el melómano, es de mucha valía que una de las personas más reconocidas haya sido Esperanza, y más en Cali, donde sobrevive la biblioteca salsera del mundo; fuerte, fuerte con el hacha y el machete de su sencillez y su carisma logró que su nombre estuviera presente en la mayoría de los eventos melómanos de Cali, ya fuera a nombre propio o con la asociación Amigos del Son, de la cual fue integrante hasta su triste partida en días pasados. Acudía a eventos y conciertos no solo en Cali, también la vimos en Medellín y en Manizales, donde era bienvenida siempre, en las salsotecas de lo profundo del barrio y en el escenario luminoso del encuentro de melómanos se presentaba con el mismo entusiasmo, siempre con un vinilo porque su melomanía era de la vieja escuela, esa de Chivirico, Maelo, y Héctor lavoe, con el montuno y el guaguancó como bandera, el último tema que programó en su última visita a “Salsa al Parque” fue HAVANA, un montuno de trombones gruesos, composición de Willie Colón que se prensó en el álbum THE HUSTLER de 1968, el segundo de la banda, y que vocalizó Hector Lavoe, todo esto lo dijo Esperanza, porque se documentaba para cada presentación, como buena melómana.

La Maestra Vida, que te da y te quita, te quita y te da, se la llevó el día que empezaba lo que más amaba, la Feria de Cali y su Encuentro de Melómanos, que bajo su coordinación había empezado a realizar el evento de los Melomanitos, este año en su segunda edición, un encuentro de los jóvenes menores de edad con la melodía, una forma de continuar con la tradición salsera que nos distingue como ciudad.

Aquí esta ella presente, como la música que es eterna, desde el Cielo de Tambores estará feliz que la recordemos en cada evento, en cada concierto, en cada charla que se haga alrededor de la música, porque allí entregó el alma, y esa vive por siempre.

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