Icono del sitio

Y no hablaron claro

Y no hablaron claro

Especial para 90minutos.co

“Expresándonos a través de lo cultural:

Música, artes plásticas, danza en general.

Acento golpia'o al hablar. El 1, 2, 3 al bailar.

Después de eso seguro hay muchísimo más”.

Somos Pacífico - ChocQuibTown

En el debate “Hablemos claro sobre el Pacífico” seis de los ocho candidatos presidenciales demostraron su oscurantismo frente a una región que es muchísimo más que Cali, Buenaventura y tres capitales de departamento. Muchos lugares comunes en un encuentro que no contó con la presencia de Rodolfo Hernández y Gustavo Petro. Lo bueno: la organización. Lo malo: el desconocimiento profundo del concepto Pacífico. Lo malo: las mentiras de siempre que se reflejan en pronunciamientos que no alcanzan a ser propuestas, pues carecen de fundamento real y bases sólidas por lo menos en términos financieros y se quedan en demagogia populachera. Otra vez los comités de aplausos, vivas y vítores estuvieron en lo suyo: desatender la norma. Deberían, en lo que resta de ‘debates’, comprometer a los candidatos a medir la autoridad moral y ética que tienen sobre sus seguidores, instándolos a cumplir. Silencio y respeto.

Le puede interesar: Las figuras retóricas y la campaña

Lo primero que debería plantear un candidato serio es que en Colombia las cinco regiones (Amazonía, Andina, Atlántica, Orinoquía y Pacífica) son una arbitrariedad político-administrativa que a lo sumo recoge la geografía y los puntos cardinales para su definición. Es decir, son una clasificación elemental que en los países desarrollados hace rato dejó de ser el principio sobre el cual orbitan las decisiones de los gobiernos para su gobernabilidad y desarrollo. Por ejemplo, en Francia para citar un solo ejemplo, al margen de la región del país donde se produzcan vinos, se legisla para el sector y no para el espacio físico, algo que estaría más ligado a lo humano que al territorio, que aquí se ha resignificado por cuenta de las consideradas minorías étnicas. No importa si es en el norte o en el sur, los gobiernos atienden la lógica del bienestar, el progreso y la calidad de vida de los ciudadanos.

Lo segundo, que ningún candidato se atrevería a proponer en este momento, es la desaparición o reforma estructural del concepto de departamento, dada su obsolescencia política y administrativa, pues con una visión netamente economicista han terminado hoy convertidos en tramitadores burocráticos y manipuladores de recursos que transfiere la nación y con los que se extorsiona políticamente a los alcaldes y las instituciones en busca de réditos, contratos y, por supuesto, aliados que perpetúen las maquinarias en el poder. “Plata es plata” aseguró Federico Gutiérrez cuando el periodista Daniel Pacheco le explicó que los recursos de las regalías no son del gobierno central sino de los territorios, confirmándose así otra deficiencia del candidato frente al manejo de la cosa pública; y la idea que subyace en la mayoría sobre lo regional.

Artículo relacionado

Superadas estas dos precisiones que ningún candidato hizo, debe entonces realizarse otra que apuntala la mirada centralista que no les permite ver y entender en su real dimensión a la periferia e integrarla en sus planes de gobierno si llegaran a la presidencia: Por razones que todos conocen Cali es la ciudad más importante del suroccidente colombiano y el centro migratorio de esta parte del país, como lo es Bogotá de toda Colombia, pero mientras la segunda funge como capital de la república, Cali lo es solo de un departamento y no de toda la región. Aquí no se toman decisiones para Cauca, Chocó o Nariño, aunque las impacten de manera colateral y eso resulta clave en la concepción de ciudad-región. Tres de los seis candidatos politizaron sus propuestas -que fueron más apreciaciones sobre Cali- y las convirtieron en opiniones en contra del alcalde Jorge Iván Ospina, de su gobierno y de su actuación en el Paro Nacional al que se refirieron como Estallido Social, sin matices.

Algo similar puede decirse de lo que propusieron para Buenaventura: el lugar común de la deuda histórica irradiada en la concentración en el puerto de todos los males que padece Colombia como premisa; con la propuesta en el fondo insustancial de una gerencia especial o un comité o un ministerio, como si ya no estuviera sobre diagnosticada la situación y lo que hace falta es ejecución y cumplimiento. Cali y Buenaventura son Distritos Especiales hace cuatro y quince años respectivamente y ello no ha servido para nada porque en ninguna de las dos ciudades se ha tomado la decisión política de gobernar pensando en la idea de acercar el estado a la gente; y para el caso de Buenaventura, en los intereses de los cinco puertos que han recibido multimillonarios recursos del gobierno a través -entre otras entidades- de la Agencia Nacional de Infraestructura. De modo que al respecto tampoco la tuvieron clara.

El más claro de los seis candidatos fue tal vez al que menos conoce el pueblo colombiano. El único caleño del grupo y el que sustentó sus propuestas con datos y proyección: John Milton Rodríguez. El predicador no profetizó, fue directo y equilibrado. Federico Gutiérrez en lo suyo: generalidades y fidelidad a la estrategia de la repetición inocua que delata su condición, su mentor y sus apoyos. Abstención y silencio en varias preguntas cerradas. Sergio Fajardo con su retórica presidencialista y esa pulsión ególatra de evocar que todo lo habido y por haber ya lo hizo en la alcaldía de Medellín y en la gobernación de Antioquia. Ingrid Betancourt difusa y ‘sin oxígeno’ en su actitud y sus propuestas. Luis Pérez exagerado y ‘enmarihuanado’, obvio, me refiero a la inmersión en su propuesta canábica en la que parece pierde las proporciones de la realidad. Y Enrique Gómez un fiel escudero de la oratoria incendiaria de su abuelo Laureano Gómez. Un verdadero monstruo.

El Pacífico señores y señora, es mucho más que Cali, Buenaventura y tres ciudades capitales. Es mucho más que afros, corrupción y violencia. Es mucho más que un andén o un corredor que tiene al Océano Pacífico como límite y posibilidad; y a la cordillera occidental como oportunidad y obstáculo. Es un complejo entramado social que ni lo define ni agrupa una designación geopolítica y en el que lo indígena, lo europeo y lo afro se fundieron para conformar una identidad pluriétnica y multicultural, que requiere visiones más amplias y propuesta más ajustadas a su diversidad.

Artículo relacionado

Sigue nuestras redes sociales: