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... y bajó como coco

... y bajó como coco

Señor

Ubéimar Delgado

Gobernador del Valle del Cauca

Cali

 

Cordial saludo,

 

Debo decirle, señor gobernador, que hoy me decepciona. Llegué hasta a admirar su gestión. Luego de su elección, y pese a la percepción general de que al Palacio de San Francisco había llegado un político tradicional, con la carga significativa que ello supone, creí que debíamos esperar a que mostrara su talante una vez posesionado.

Y de verdad pensé que yo tenía razón. Todo apuntaba a que quienes presagiaban una administración plagada actuaciones orientadas a favorecer intereses políticos y llena de funcionarios acomodados por los caciques electorales de la región se equivocaban.

Usted, señor Delgado, inició su gestión de manera sorprendente. Uno de sus asesores, rápidamente, se convirtió en una figura pública regional: El Zar Anticorrupción. Este funcionario y su oficina destaparon ollas podridas, acusaron a funcionarios corruptos y detuvieron contratos perjudiciales para el departamento. En fin, Héctor Fabio Lenis y su gente hicieron tal alharaca que se volvieron famosos y, con ellos, el que mejor quedaba era usted, gobernador, que aparecía como un dirigente con alto sentido ético.

Más tarde, nombró al cirujano oncólogo Jaime Rubiano como director del Hospital Universitario del Valle y se anotó un hit. Luego de evitar algunos palos en las ruedas con los que muchos quisieron interponerse en ese nombramiento, sellaba la intervención institucional de la Universidad del Valle en la administración del hospital más importante de la región y que vive enfermo de corrupción.

Otro de los aspectos positivos de su gestión fue el nombramiento que hizo a  Humberto Swann como gerente de Acuavalle. Esta entidad era el estandarte de la presencia de los grupos políticos que habían desangrado al Valle en pasadas administraciones y que se resistían a salir de ella. Swann, “un ambientalista neto”, como usted lo calificó ha dado resultados. El más importante de ellos es la construcción y puesta en marcha (no sin innumerables obstáculos de todo tipo) del acueducto que sirve a Villa Gorgona, corregimiento de Candelaria.

Estas actuaciones suyas, señor Delgado, los subieron como palma, en poco tiempo su prestigio se encumbró y pasó de ser el politiquero que se ganó la gobernación a un administrador responsable de la cosa pública.

Pero no sé qué pasó. Su gestión comenzó a verse empañada por una serie de acciones y omisiones que desdicen de su talente de gobernante.

En estricto desorden cronológico le menciono sus actuaciones que dejan mucho qué desear. Primero, la Industria de Licores del Valle, otrora fortín asaltado por las mafias de la corrupción, nada que sale de la crisis administrativa, financiera y comercial.

Para la muestra, un botón: el balance entregado por la gerencia de la ILV a la Asamblea dejó muy preocupados a algunos diputados. En el 2014, por ejemplo, la empresa vendió 8.098.229 botellas, de las 11.950.000 previstas, es decir, que sólo cumplió con el 68 % de la meta prevista, lo que quiere decir que en el 2014 las  ventas disminuyeron el 13 % frente al 2013.

La situación de Buenaventura tampoco es un caso para mostrarse orgulloso, señor gobernador. Usted, la primera autoridad del departamento, pidió la militarización de la ciudad, mostrando así  que no era capaz de generar  y ejecutar políticas ni estrategias ni acciones conducentes a erradicar la violencia y la corrupción que se apoderaron del principal puerto de Colombia sobre el Pacífico. Lo que motivó no solo la militarización, sino que tuvo que venir el gobierno Nacional colaborar con el tratamiento a largo plazo al que hay que someter a Buenaventura.

Es que, parece ser, que lo de diseñar proyectos de desarrollo no es lo suyo. Tanto los financiados por las Regalías como los apoyados por el Departamento Nacional de Planeación no se ejecutan, como lo denunciaron en su reciente visita a Cali algunos Ministros, comentarios que lo llenaron de ira.

Y con rabia no se puede manejar el Departamento. Desde lo político, usted ha manejado una relación tirante,  por decir lo menos, con el Gobierno Nacional. Hace poco, por ejemplo, reconoció que su relación con el vicepresidente no es la mejor. Y eso que ese funcionario es el escogido por el presidente Santos como el encargado de gestionar y estimular las grandes obras de infraestructura en las regiones.

Pero digamos que la tapa es lo que pasa en Pasaportes. Es inaudito que después de todo lo que ha pasado, quienes tienen que sacar el documento por primera vez y los que por obligación lo tienen que renovar, tengan que claudicar ante una jauría de tramitadores que se están volviendo ricos extorsionando a quienes por necesidad tienen que pagar hasta $150.000 por un puesto en la fila de esa dependencia.

En las narices suyas, señor gobernador, sigue pasando día a día lo mismo y usted hace poco.

El listado de lo que le ha quedado grande continúa y se haría tedioso profundizar en cada uno de los que se me quedan en el tintero, pero entre ellos están la intentona de cambio de administrador del Ecoparque Río Pance y su respectivo y, además tardío, reversazo, y la crisis de la cultura, generada por la salida de Gloria Castro, alma y fundadora de Incolballet y la titubeante reacción de su administración.   

Por estas acciones y omisiones estoy decepcionado de su gestión. Porque no encuentro liderazgo en sus actuaciones y porque lo que pintaba muy bien se desfigura día a día. Su gobierno, señor Ubéimar, subió como palma y bajó como coco.

 

Con todo respeto,

 

Guido Correa

Director

Noticiero 90 Minutos