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Sin James

Sin James

James Rodríguez no es solamente un nombre, es hoy por hoy el referente de la Selección Colombia de Pékerman.

Sin embargo, después del Mundial de Brasil donde demostró de qué estaba hecho; James no volvió a ser el mismo, pero sí se quedó con la grandeza en su nombre.

El pelao de apenas 23 años le está pasando la factura que sufrió Messi en su momento, y que a veces sique teniendo, y que por momentos le cobra a Neymar con Brasil; no tienen la madurez suficiente para comandar el nombre de su selección.

Siempre he sido fanático de su fútbol y de la manera como, poco a poco, sin mucho dinero y mucha dedicación se ganó su puesto en el mejor equipo del mundo y su nombre lo puso en la élite del balompié del planeta. Pero eso no quiere decir que esté a gusto con que le den una responsabilidad, que HOY, le está quedando grande.

Desde que iniciaron los partidos de preparación para la eliminatoria a Rusia a James se le infló la camiseta y empezó a mostrar actitudes que no traía hasta antes del Mundial. James se untó de algo que él no era, fama.

Anoche en el partido contra Chile fue, quizá, el peor partido que le vi a Rodríguez en la Selección. No aportó en marca, hacía sombra en la línea de cuatro que a veces entraba a armar y no generó una sola ocasión de gol en el primer tiempo.

Sí, es cierto que viene bajo de ritmo y que no está para comandar un equipo 90 minutos. Está para comandarlo 20 minutos, los últimos del partido en Santiago.

James anoche se preocupó más por discutir, por buscar una falta que el paraguayo no le iba a pitar, James hizo de todo, menos jugar al fútbol y menos, ser capitán.

Me sorprendieron las palabras al término del primer tiempo de la figura de Colombia, Luis Fernando Muriel: “Vamos que no ha pasado nada. Vamos que estamos jugando bien. Vamos que se puede”. ¿Y James? Con la cabeza abajo y las manos en la cintura. James no es líder.

Por eso hice la comparación con Messi. Todos sabemos que en Argentina el capitán son todos, menos Messi. Messi es el nombre. En Colombia, el nombre es James.

Sin embargo anoche el fútbol es duro y le dio el gol a quien menos tenía pensado anotar. James permitió un merecido empate de la Selección en Santiago y volvió a salir en hombros. Pero ese James no le sirve a la Selección.

Faltando 20 minutos despertó y pareció haber encontrado el camino, pero fue cuando tuvo al lado a un hombre como Edwin Cardona que empujó a Colombia desde atrás y lo sacó de ese despelote en la mitad de la cancha que ni Mejía ni Daniel Torres, de buen debut, tenían. James no los pudo sacar de allá, porque era quien esperaba solo el balón en el medio campo.

Es cierto que el 10 del Real Madrid también tenía que cumplir una labor casi defensiva para impedir la salida de Bousejeur por izquierda y eso lo hizo bien, y cuando pudo aportó, pero su función es otra y no puede depender de tener otro 10 al lado.

James está fuera de forma. James no es el mismo James que se lució frente a Uruguay en el Maracaná. James está lejos de ser el 10 de la Selección que acompañó a Falcao para llevarnos a Brasil. Por eso James no puede ser el capitán de la Selección.

Por eso me gustaría ver a un Colombia hoy sin James. Así como aceptamos el fuera de forma de Falcao y tuvimos que resignarnos, los que somos hinchas de él, a verlo sentado en la banca y no sería anormal que esté por fuera de la convocatoria cuando se recupere, es hora de ver a James desde el banquillo.

¿Cómo entraría un James desde el banco? Es sencillo, a recuperar lo que se le ha perdido. ¿Y quién es el capitán? Es lo de menos, no tenemos líderes hoy, por eso un ‘pelao’ que nadie le para bolas en la Sampdoria le habla a sus compañeros y se echa el equipo al hombro.

Qué bueno sería ver a un equipo con los que se están peleando un puesto desde el banco. Muriel la rompió en Santiago. ¿Qué pasaría si vemos a un Macnelly, a un Helibelton o quizá a un Adrián Ramos?

James es el mejor jugador de Colombia, pero eso no significa que hoy merezca darle la cintilla de capitán y dejarlo que gaste minutos en partidos de suma importancia para la Selección. Que coja ritmo, que vuelva a ser el mismo de antes y cuando se despreocupe de las cámaras, que vuelva a morder el escudo.