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Re victimizada

Re victimizada

Muchos feminicidios se evitarían si tan solo alguien hubiera tomado en serio por lo menos una denuncia o por lo menos dedicara el tiempo de atender a esa mujer que, en ese momento, se sentía en riesgo y quería que hicieran algo.

Es desobligante que la primera atención para una denuncia de este tipo, esté en manos de personas que simplemente no quieren hacer el trabajo por el que les pagan. Es increíble que una mujer, ni siquiera por solidaridad de género, que es lo mínimo, se tome el tiempo de atender una denuncia de una congénere que está siendo amenazada.

La semana pasada una allegada me contactó porque recibió mensajes de un hombre que a través de un chat y con emoticones de llamas de fuego, le dijo que se las iba a pagar. Y no se dejen entretener porque la conversación tenía dibujitos, una amenaza es una amenaza, sea como sea pone en riesgo la vida de una persona, que, desde ese momento, queda en manos del victimario que advierte que puede hacer algo en cualquier momento.

El delito que cometió mi allegada fue ser amiga de una compañera de trabajo que recibe maltrato físico y psicológico de un hombre enfermo, paranoico y violento que desde hace tiempo ha amenazado a varias personas cercanas a su pareja, un hombre que no tiene reservas para decir que va a lastimar a quien sea.

Cuando mi amiga me pidió un consejo, le dije que recurriera a las autoridades para ponerlas en conocimiento de la situación y la indicación que recibió de la Fiscalía, era que debía acercarse a una inspección de Policía y eso fue lo que hizo.

La acompañé y para mi sorpresa, cuando fue a la inspección que la cubre, lo único que recibió fue un trato despectivo de la secretaria del inspector, que ni siquiera se tomó la molestia de indagar cuál era el problema, sino que simplemente la despachó diciéndole que ahí no la atendían en un tono molesto y como si mi amiga la estuviera incomodando.

Qué falta de tacto, de solidaridad, pero, ante todo, qué negligencia tan absurda la de algunos funcionarios públicos. Son este tipo de personas las que hacen que las victimas no denuncien, porque cuando alguien acude a las autoridades, está buscando ayuda, protección, apoyo, y no que las revictimicen al ignorar su llamado de ayuda con un mal trato y respuestas por salir del paso.

¿Cuántas mujeres desisten de poner una denuncia porque las ponen a voltear de aquí para allá? ¿Cuántas mujeres, al sentirse agredidas de nuevo por las autoridades, simplemente callan y luego mueren? ¿Cuántas más tiene que morir para que les presten atención, aunque sea en la denuncia?

No se trata de solo poner cara en las noticias haciendo creer que todo se hace bien, cuando de puertas para adentro son totalmente indolentes y para nada empáticos. Es importante que los funcionarios que, por lo menos, atienden victimas, tengan vocación de servicio frente a lo que enfrentan todos los días, qué valioso y fructífero sería si la actitud fuera otra, cuántas vidas podrían salvar solo con dedicar media hora de atención de calidad.

La empatía es la capacidad que tenemos los seres humanos de ponernos en el lugar de los otros, finalmente quiero compartirle, no solo a esa señora secretaria del inspector, sino a todos los funcionarios que atienden este tipo de denuncias un video que me compartió Paola Gómez, una colega que admiro, respeto y ha tenido este tema muy presente en sus columnas.

aola Gómez, una colega que admiro, respeto y ha tenido este tema muy presente en sus columnas.

https://www.youtube.com/watch?v=Gi0QeQ9WT5w