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Que viva el fútbol señores

Que viva el fútbol señores

A raíz de algunos comentarios que he escuchado sobre la saturación y espacio en los medios de comunicación que ocupa el campeonato local, la Copa Libertadores, la Champions , el triunfo del Deportivo Cali, el Mundial femenino y la Copa América quiero decirles que el fútbol no solo interesa a mucha gente, sino que además, interesa a gente muy diferente.

Eso es algo que tiende a pasarse por alto y que a mí me parece relevante: el fútbol es una afición transversal. Es una afición que comparten muchas personas, independientemente de su profesión, su clase social o su ideología política y religiosa.

Siempre he consumido futbol, empezando por los recuerdos de mi infancia asociados al fútbol  que, en verdad no son la alineación del Deportivo Cali ni ningún gol espectacular de esos que marcó Maradona o Pelé, Nada que ver con eso.

Mis recuerdos tienen que ver con algo muy distinto. Me viene de un grupo de muchachos jugando "futbolito" con canchas hechas de piedra en plena calle en el barrio El Guabal de Cali; pelaos como yo, por allá en los setentas corriendo tras un balón viejo y gastado, dando patadas, unas veces al aire, otras al rival. Imágenes como éstas son las que se me vienen a la cabeza.

Por eso soy hincha y desde muy pequeño disfruto del fútbol, por eso veo y consumo fútbol sin ninguna pretensión científica o intelectual. Desde niño escogí mi equipo, ya sea porque es un ganador o porque pierde siempre, porque era el equipo de nuestros padres o porque no era el de nuestros hermanos.

Por eso hay que reconocer las múltiples y diversas sensaciones que este juego-pasión-arte despierta en el espíritu e inteligencia humana.

Dejémoslo claro entonces: nuestro supuesto alienación del que hablan los intelectuales  no es vibrar con el fútbol. Es el poderoso entramado político, mediático, empresarial que se confunde con él, y que de él se lucra, recuerden el escándalo de la Fifa.

Pero a pesar de sus males, el fútbol nos divierte, nos entretiene, nos estremece, nos hace dichosos, nos enseña la importancia de la concentración, el azar, el carácter o el talento.

La victoria de nuestro equipo, o nuestra selección Colombia  deja una huella dulce  pero efímera en nuestros corazones  y lo mismo sucede con la huella dejada por las derrotas, que es amarga pero igualmente liviana.

Ahora relájate estamos en la Copa América,  tómate una cervecita viendo a la selección Colombia. La vida es bella, ¡Disfrútala! Y ¡que viva el futbol señores!