En Cali el riesgo siempre ha sido eminente, en temporadas de invierno las inundaciones son recurrentes, el alcantarillado es obsoleto y tiene más de 50 años, mientras que la ciudad ha crecido a los extremos generando impacto en el oriente y parte de la zona centro, que son las que sufren los estragos. A todo ello hay que sumar, la falta de un plan coordinado entre Emcali, Infraestructura Vial, las empresas de aseo y la secretaría de Gestión del Riesgo, en una clara política de prevención no de atención.
Nota del día: Conozca el pico y cédula que regirá en Cali este jueves 15 de abril
La falta de control por parte del Estado para evitar que las migraciones se asienten de manera irregular en las laderas de Cali donde antes operaron antiguas minas, como ocurre en la comuna 18 y 20, evidencia inminente riesgo, puesto que son suelos débiles para soportar las construcciones, que por cierto son también irregulares, dado que carecen de especificaciones técnicas. Lo propio ocurre con los corregimientos que conforman la Vuelta de Occidente.
Todo lo anterior, esta condensado en diagnósticos y estudios técnicos que conoce la Dirección de Planeación de Cali, el Cuerpo de Bomberos y la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgos de Desastres y por ende, el organismo competente en lo local. La pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué no adoptamos medidas preventivas que eviten más pérdidas de vidas en la ladera, por deslizamientos o,
inundaciones en la parte plana?
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La respuesta es clara, no estamos planificando el territorio de acuerdo a las necesidades sociales y económicas que tienen los habitantes de Cali y no estamos partiendo de una realidad: Siloé, Terrón Colorado, Los Chorros, el Distrito de Aguablanca existen y demandan obras puntuales de mitigación.
En el 2003, con un estudio de microzonificación del suelo, se dijo que 88 hectáreas pertenecientes a las comunas 1, 2, 18, 19 y 20 estaban en riesgo por deslizamientos en masa. De 1970 al 2012, se han producido deslizamientos en 31 de los 42 años, que dejan 40 muertos y más de 1.815 personas afectadas y 164 viviendas destruidas.
En el 2010 se hizo latente la amenaza de rompimiento del dique que protege a Cali de inundaciones por desbordamientos del río Cauca, 26.1 kilómetros habrían de recuperarse, reubicar a más de 8 mil familias con una inversión entre nación, departamento y municipio que supero los $800 mil millones, a través del Fondo de Adaptación. Hoy 5 años la obra no culmina. Pero se hizo lo posible por disminuir el
riesgo. Lo mismo se podría hacer con la ladera.
Entre el 2016 y el 2020, Siloé ha reportado 6 muertes por deslizamientos debido a que las obras de mitigación no se han ejecutado.
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Todo esto evidencia que nos falta una política clara de planificación del suelo, revisar el Plan de Ordenamiento Territorial y a la luz de este, adoptar planes de prevención. Asumir con seriedad y no solo desde la teoría o el escritorio, una política clara de prevención y mitigación del riesgo de desastres, colocando como objetivo principal la vida.
Desde el año 2012 Cali debió adoptar dicha política, pero han transcurrido 8 años y aun seguimos improvisando. Nos hemos limitado a esperar las inundaciones y los deslizamientos, para luego de forma mediática instalar Puesto de Mando Unificado o alojamientos temporales que no resuelven las problemáticas que hoy afronta la ciudad debido a la violencia que vive el país, o simplemente por que ‘Sucursal del Suelo’ se convierte en un oasis para los moradores del Pacífico.
Es hora de actuar y proyectar una Cali segura a todo nivel, donde la vida y el ser humano prime por encima del cemento y las obras faraónicas.
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