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Perdonar no significa olvidar

Perdonar no significa olvidar

Las víctimas son ante todo testigos, por eso es importante escuchar sus relatos aunque estén plagados de dolor e impotencia. Sus relatos permiten reconstruir la historia y saber quienes fueron sus verdugos, lo que hicieron y perseguían. Es a través de la voz que las víctimas se hacen visibles y expresan sus exigencias de verdad, justicia y reparación.

La víctima y el victimario tienen, por lo general, versiones diferentes sobre los hechos, pero lo que realmente los distancia y separa es una barrera moral infranqueable. La victima es una persona inocente que sufre el daño sin haberlo provocado, por su parte, el victimario, pese a los pretextos que suele ofrecer para justificar su ignominia,  jamás logrará borrar la inocencia de quien sufrió por sus actos.

Los miembros de Secretariado que ordenaron el asesinato, que no el sacrificio, de los diputados del Valle del Cauca y luego mantuvieron en cautiverio a SIGIFREDO LOPEZ, pese a que era el único sobreviviente, no podrán borrar el horrendo crimen de guerra que cometieron, ni tendrán licencia para  utilizar el abrazo de perdón de sus victimas para predicar que  estas renunciaron al derecho a preservar la memoria de lo sucedido.

El perdón cristiano y ciudadano que las víctimas le otorgarán a las FARC tampoco servirá para que desaparezca la barrera moral que los separa. Las FARC cuentan con toda clase de apoyos y asesorías  tendientes a evitar que los actos de perdón que tienen previstos se conviertan en justas acusaciones por los crímenes cometidos, pero esto no será suficiente para diluir en frases almibaradas los fuertes  reclamos y duras exigencias que tendrán que escuchar.

Las FARC lograron comprender que es absurdo aspirar al silencio y al olvido de las víctimas  y que no tuvo eco el discurso maniqueo que pretendía convertirnos a todos en victimarios pasivos u omisivos, por no haber evitado a tiempo las desigualdades sociales que los impulsaron a empuñar las armas. A regañadientes  tuvieron que aceptar que las victimas serán actores muy importantes en el post conflicto y que no existe un agujero negro lo suficientemente grande donde las puedan enviar.

Con la paciencia y tranquilidad propia de quienes no tienen cargos de conciencia, sino aspiraciones políticas, las FARC dejaron para el último momento el pedido de perdón por el secuestro y muerte de los diputados.  No porque les costará trabajo aceptar su peor crimen de guerra, sino porque de acuerdo con sus cálculos políticos  debían sacarle provecho al perdón con miras al plebiscito. Por fortuna, SIGIFREDO LOPEZ, quien ha sufrido, como ninguna otra victima la arrogancia de las FARC, les planteó que el acto de perdón debe realizarse después del 2 de octubre y de manera pública, como públicas fueron sus acciones victimizadoras.

Las FARC han reconocido tardíamente que SIGIFREDO LOPEZ nada tuvo que ver en el secuestro y asesinato de sus compañeros diputados.  El calvario sufrido por SIGIFREDO, durante su cautiverio, es apenas comparable con el dolor que le causó la fiscalía cuando lo privó de la libertad, sindicándolo de haber planeado el secuestro de los  asambleístas  y el suyo propio.  De nada sirvió su testimonio, ni las pruebas que la misma fiscalía tenia en su poder. SIGIFREDO no era mas que la voz inaudible de una victima, en un país que solo escucha a los verdugos.

Fue necesario que los miembros de las FARC dijeran que SIGIFREDO era inocente para que empezaran a despejarse las dudas.  Con esa ventaja cuentan los victimarios y ellos lo saben muy bien.

El país votará mayoritariamente a favor del SI en el plebiscito. Igual lo hará SIGIFREDO y quien escribe estas líneas. Pero apoyar el fin de conflicto armado y aspirar que vivamos en un país en paz, no significa, de ninguna manera, que sea bajo las reglas de los victimarios.

El país le ha tendido la mano a las FARC en forma generosa. No irán a la cárcel, podrán hacer política y aspirar a cargos de elección popular. Pero que les quede claro que fue una dura decisión para los colombianos y que  esto no significa reescribir la historia ni olvidar lo ocurrido. En la memoria colectiva estarán presentes los  desafueros de la guerrilla, al igual que las brutalidades y horrores que cometieron los paramilitares y muchos agentes del Estado. Mantener la memoria viva sobre las aberraciones a las que llegaron los contrincantes y conocer la cara de los responsables  será la manera como lograremos evitar que semejantes hechos se repitan.

Al tener presente las atrocidades en que incurrieron todos los actores del conflicto armado, podremos pensar en los correctivos para que ningún colombiano vuelva a empuñar las armas para ejercer la política.

Es de esperar que SIGIFREDO LOPEZ le tienda la mano a sus victimarios en señal de perdón, pero estoy seguro que lo hará sin renunciar a la memoria, ni a su condición de único testigo del secuestro; desde el lugar de víctima dignificada por el valor de su palabra les exigirá que afronten su responsabilidad histórica, cuenten toda la verdad y retribuyan con creces la magnifica oportunidad que les brinda el país.

PD. El fiscal General de la Nación, Nestor Humberto Martínez debe revisar la investigación adelantada contra MARTHA LUCIA ZAMORA, MARLEN BARBOSA, PABLO GARCIA, y otros funcionarios de ese entidad, responsables de haber participado en el proceso adelantado contra SIGIFREDO LOPEZ, pese a que tuvieron a disposición las pruebas que demostraban que el sujeto del famoso video era el guerrillero conocido con el alias de JJ y no el ex diputado, con el fin de evitar que el caso termine en la impunidad.

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