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En ruta hacia el Área Metropolitana

En ruta hacia el Área Metropolitana

Especial para 90minutos.co

Llevamos cuatro años tratando de ponernos de acuerdo sobre cómo organizar a Cali como Distrito Especial. En mi concepto, es un embeleco legal que nos clavaron desde el Congreso y que nos obligó a repensar, hasta el momento sin mucho éxito, sobre cómo organizar administrativamente a la ciudad. Desde luego, creo que Cali, en la medida en que ha crecido y se enfrenta a retos crecientes, tiene una Administración débil que debe caminar hacia la descentralización y desconcentración efectiva, pero habrá que ver si el modelo distrital es la respuesta.

Sin embargo, no ha tenido el mismo nivel de discusión la transformación en área metropolitana, que consolidará la integración regional entre Cali y las ciudades pequeñas e intermedias que comparten dinámicas e interacciones en materia económica, de movilidad e incluso demográficas, lo que obliga a pensar en instrumentos para canalizarlas y aprovechar la aglomeración para planear el ordenamiento territorial y pensar con visión prospectiva.

El Área Metropolitana proporcionará unos instrumentos de planificación que serán muy útiles para armonizar el desarrollo de las ciudades involucradas y, en mi concepto, mucho más poderosas que las herramientas del Distrito Especial. Es un buen paso que los alcaldes de la zona se hayan puesto de acuerdo para empezar el proceso de integración, sin embargo, es lamentable que Yumbo se ausente y se aísle. El chauvinismo municipal es pésimo consejero, más cuando existen unas evidentes necesidades comunes de transporte, ambientales, de ordenamiento territorial y de desarrollo económico.

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En Cali tenemos déficit de vivienda y de suelos, lo que ha empujado a muchas personas a vivir en zonas como Yumbo, Jamundí y Candelaria, donde el suelo es más barato y se puede encontrar vivienda de alta calidad a mejor costo. Ese proceso de asentamiento de familias caleñas en municipios aledaños es un reto que se puede convertir en un riesgo si no diseñamos mecanismos institucionales que permitan generar una oferta de servicios regionales de transporte, de regulación ambiental y de servicios públicos, al menos, que hagan sostenible esas dinámicas que ya tienen una inercia y solo se pueden regular, no impedir.

Con el tren de cercanías, el sistema integrado de transporte público y con miles de personas yendo y viniendo de una ciudad a otra, se hace fundamental que nos tomemos en serio el asunto del área metropolitana. Ahí también tendremos la oportunidad de converger en política de seguridad, por ejemplo, para enfrentar con criterios comunes esos fenómenos de tránsito de armas y drogas que hay entre el norte del Cauca, Jamundí y Cali, que alimentan la violencia y la criminalidad en la región.

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El área metropolitana no va a introducir nuevas dinámicas entre las ciudades. Esas dinámicas ya existen; de hecho, ya miles de personas viajan todos los días entre Cali y Jamundí por trabajo y todos los días hay congestión en el incipiente puente de Juanchito por las miles de personas al día que van y vienen entre Candelaria y Cali. Hoy miles de familias caleñas están comprando vivienda en sectores como Alfaguara, Ciudad del Campo o Ciudad Guabinas, aunque conserven sus intereses en la gran ciudad de la región. A diario, miles de personas van y vienen del aeropuerto en Palmira y desde hace años hay empresas con oficinas en Cali y plantas en zonas rurales de Palmira, Jamundí o Yumbo, como es el caso de Tecnoquímicas o el Ingenio Manuelita. Eso es un hecho, con o sin área metropolitana declarada.

Pero el área metropolitana sí permitirá darle un norte a esas dinámicas y construir un relato común del desarrollo. No nos quedemos cortos en ese esfuerzo.

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