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El humo que respiramos sin querer

El humo que respiramos sin querer

Desde hace ya muchos años, se ha hablado de los efectos nocivos del humo que respiramos, bien sea proveniente del cigarrillo, de la marihuana, de la leña encendida, o hasta de los vehículos. Sin embargo, en cuanto al humo fumado, se ha hablado principalmente de la afección a la salud de los fumadores primarios. Sin embargo, dado que estos fumadores inhalan humo de forma voluntaria y consciente, quisiera dedicar este escrito a los efectos del humo en los fumadores pasivos; es decir, aquellos que terminamos inhalando el humo que otros decidieron fumar.

 

Para ello, el primer punto importante es que fumar cigarrillo es la causa principal de enfermedades prevenibles, siendo responsable de unas 435.000 muertes, solo en los Estados Unidos cada año. De cada cinco personas que mueren prematuramente, al menos una muere por el humo del cigarrillo. La probabilidad de que un fumador muera prematuramente, es del 50 por ciento, de acuerdo con un amplio estudio realizado sobre los últimos 50 años entre 1951 y el año 2001.

 

Veamos entonces cuál es la composición del cigarrillo y de la marihuana. Se dice que el humo de cigarrillo puede contener más de 4.000 compuestos diferentes, de los cuales, un número alto de ellos, corresponde a sustancias tóxicas que pueden dañar nuestros tejidos, o hasta causar cáncer.

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Entre los principales compuestos, están: el llamado “tar” o residuos de tabaco, que además de participar en la generación del cáncer de pulmón, también está implicado en el ennegrecimiento y “pudrición” de los dientes. Entre estos residuos, están los conocidos como Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos, que se ven como alquitrán en los pulmones, y que causan mutaciones en algunos genes, y por tanto, diferentes tipos de cáncer.

 

Otro compuesto del humo del cigarrillo, es la nicotina, principal causante de la adicción. Los fumadores y las personas alrededor de ellos, que inhalan el humo del cigarrillo, llevan nicotina a los pulmones. Esta nicotina llega rápidamente al cerebro, donde se une a unos receptores que usualmente se unirían a un neurotransmisor, pero que al inhalar humo, se saturan con nicotina y dejan de cumplir la función natural en el cerebro. Esto resulta en una sensación de placer que puede llevar a la dependencia.

 

No se puede desconocer el monóxido de carbono, que se une irreversiblemente a la hemoglobina, que es la molécula que lleva el oxígeno desde los pulmones a los diferentes tejidos mediante el torrente circulatorio.  Esta unión irreversible a la hemoglobina implica que cada molécula de hemoglobina que se una al monóxido de carbono, es una molécula irremediablemente perdida. Con esto, quienes inhalan este humo, pierden parte de la capacidad de oxigenar sus tejidos, lo que se nota en la pérdida gradual de la capacidad de hacer actividad física en los fumadores activos o pasivos.

 

Detrás de las moléculas mencionadas, viene una parafernalia de moléculas tóxicas, mutagénicas, cancerígenas, y en general, dañinas para el organismo: acetaldehído, acetona, amonio, benceno, formol, cianuro, plomo, óxido nítrico, fenol, tolueno y cientos de moléculas más. El humo es una verdadera bomba letal para quien lo inhala, sea fumador, o no.

 

Ahora bien, el humo de la marihuana contiene muchas de las moléculas que se encuentran en el humo del cigarrillo, y en algunos casos, en cantidades mayores, como monóxido de carbono, amoníaco, cianuro, acetaldehído, acetonitrilbenceno, y tolueno, entre otras. En cantidades ligeramente menores, hay fenol, acetona, cloruro de vinilo, nitrosaminas y cresol para nombrar solo algunas. En el humo de la marihuana no hay nicotina, pero sí hay otros compuestos psicoactivos como los canabinoides, de los que el ejemplo principal es el tetrahidrocanabinol (THC). Es decir, contrario a lo que muchos fumadores afirman, diciendo que el humo de la marihuana es inofensivo, en realidad este humo es bastante comparable con el humo del cigarrillo, y en algunos casos, incluso más tóxico y peligroso para la salud de humanos y animales expuestos. De hecho, el Instituto Nacional de Consumo (INC) francés declaró que el humo de marihuana contiene siete veces más alquitrán que el humo del tabaco.

 

Esto implica que los humos tanto del cigarrillo como de la marihuana, son comparablemente nocivos, y el individuo que los inhala, por estar cerca de un fumador activo, puede desarrollar las mismas enfermedades que el fumador activo. Así que fumar no solo implica irresponsabilidad con respecto a la salud propia, sino también la de los demás. Ya son numerosos los reportes de cáncer en las parejas de fumadores, y hasta en las mascotas de fumadores.

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Entonces, por qué sigue ocurriendo esto? Bueno, diría que además de la irresponsabilidad del fumador, hay una buena cuota de responsabilidad de las personas afectadas alrededor. Pero ¿y los animales que terminan respirando humo sin buscarlo? No pueden protegerse del humo, y nos corresponde a nosotros proteger su salud, ¿verdad? La ley 1335 de 2009 en la legislación colombiana protege al no fumador, estableciendo prohibiciones sobre fumar en lugares cerrados, lugares públicos, instituciones educativas, transporte público, museos, y cualquier área donde el consumo de tabaco genere riesgos para las demás personas. Esta ley se puede consultar en la página http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=36878 .

 

Sin embargo, nuestra cultura aun es permisiva con los fumadores, a veces por desconocimiento o por pasividad. Además muchos de los fumadores adoptan actitudes agresivas cuando se les solicita no fumar en áreas donde afecten a otros. En mi opinión, hay que cambiar esto, mediante la presión social, y mediante la aplicación de la legislación. Me parece que no solo las directivas, ARP, EPS, y autoridades son responsables del cumplimiento de esta ley para proteger al no fumador, sino también lo somos todos, tanto fumadores como no fumadores, de proteger a los demás humanos, a los animales y al ambiente.

La opinión de los blogueros no refleja el pensamiento editorial de 90minutos.co

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