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El cuatrenio del ‘Diablo’ en el infierno

El cuatrenio del ‘Diablo’ en el infierno

En enero de 2015, los aficionados del América de Cali estaban ilusionados con que terminarían los tres años de su equipo en la categoría B del fútbol colombiano. La historia cuenta 13 estrellas en el escudo, pero desde que esta institución perdió su lugar en la primera división, han pasado ya seis torneos oficiales de la B, más un cuadrangular relámpago que se inventaron para darle un chance a aquellos equipos que siempre pertenecieron a primera, pero que desde su descenso no han podido regresar al sitial de los mejores, y nada.

Es cierto que la gente se enamoró del América, sufriendo por una pasión y hasta se acostumbraron a vivir con dificultades deportivas, económicas y corporativas. Esa condición reinó desde el 13 de febrero de 1927 y concluyó el 19 de diciembre de 1979 cuando fue campeón por primera vez hasta escuchar el último grito de victoria en 2008.

Pero en los años del siglo XXI, inició el principio del fin para el América, y se han sobrevenido cientos de castigos silenciosos que han acrecentado la sed ganadora de sus aficionados.

Se transformó, tras el encarcelamiento en Estados Unidos de sus mayores accionistas por narcotráfico en una institución sin timonel administrativo, y de tumbo en tumbo, ha ido decayendo hasta contaminar el renglón deportivo y sumergir al equipo en la segunda categoría del fútbol colombiano, de donde técnicos de estirpe y otros sin ella, han fallado en el intento de regresar al América de Cali al lugar, en el que hasta las directivas de sus más encopetados rivales, piensan que debe estar.

El 2015 es el cuarto año en el que sus hinchas padecen burlas y humillaciones a merced de los aficionados de todos los equipos de Colombia. Nadie entiende, nadie sabe, pero todos quieren, al parecer, menos las fuerzas ocultas en esta historia roja el regreso a la A: “América es más rentable en la B”, dice algunos, lo cierto es que ese torneo hoy existe en la mente de los consumidores del fútbol del país gracias a la presencia de los ‘Escarlatas’ allí.

Me pregunto si es que esta permanencia de los ‘Escarlatas’ en la B es una negociación entre sus directivos y sus acreedores y están cruzando saldos de deudas millonarias, pagos de impuestos e incumplimientos con la cancelación de los salarios de los empleados y sus respectivos parafiscales, mientras la gente de decepciona cada vez más por resultados infames que han obtenido.

Para el cuerpo técnico de la presente temporada, en cabeza de Luis Fernando Velasco y de su asistente técnico Mauricio Roa, la situación deportiva requiere que se le devuelva la confianza a los jugadores que aunque jóvenes, señalan, tienen la capacidad para regresar al equipo a la A.

Roa invitó en su momento a la afición roja a acompañar al equipo en los dos estadios en los que oficiará América como local, Buga y en Bogotá, diciendo que la gente es la motivación para el jugador y que estos muchachos necesitan sentirse respaldados.

Algunos culpan de los malos resultados, frustraciones y de las irregulares campañas a los jugadores o en muchos casos a los “jugadorcitos” que han conformado la plantilla en estas ya cuatro temporadas, no lo sé, es posible.

¿Qué pasa en América que en la cancha los futbolistas no cumplen, por qué tantos nombres que llegan por buenos son unos verdaderos “paquetes”, qué sucede que ni a Lara, ni a Umaña, ni a López, ni al García ese, que vino a hacer plata con el alquiler de su finca para el torneo inventado de enero, ni a Velasco se les ve que entre sus dirigidos haya eco a sus ideas, ni obediencia a las órdenes?

La afición no le pierde cariño pero a la historia, no a este América, pálido, desteñido, flojo al que todos sus rivales se motivan para ganarle, pero que pareciera que los únicos que no se motivan a ponerle fútbol de verdad  son sus propios jugadores, a los que nadie les niega que corren, porque eso sí lo hacen, incluso más que la pelota.

Pero insisto en que los mayores responsables son los directivos, por ser obstinados en la permanencia, por no saber cómo se confecciona una nómina a la altura de la historia. Esos hombres como Oreste Sangiovanni y sus avaladores de áridas, ineficaces e ineficientes ideas tienen a este América vuelta una mecha, un harapo desteñido, del que se cuentan sólo triunfos en el escritorio como sacarlo de la Lista Clinton, un patrocinador que debe estar arrepentido como Adidas y gestión comercial para traer a otros como el recientemente vinculado Cine Colombia, pero, en lo deportivo, ¿qué?, ¡Señores! Lo que enamora, sirve, acrecienta y dinamiza todos los renglones de una institución deportiva son los títulos, los campeonatos, las estrellas, los triunfos.

Me pregunto, si ya han probado todo, ¿Por qué no prueban haciéndose a un lado? ¡Váyanse!, la historia los está condenando como los peores directivos de América, tengan dignidad y demuestren el amor que le tienen a la entidad que presiden y permitan que otros hagan la tarea que a ustedes les quedó inmensa.

¿Qué creyeron?, que trayendo figuras que están de salida como Neider Morantes y un delantero internacional que como el ‘Tecla’ Farías, que en 2014 sólo jugó un partido, ¿iban a cambiar la historia? Sean serios, que la hinchada ya mira hasta con burla lo que el equipo hace en la cancha. Hoy América da pesar verlo jugar y ver como navega en el buque de la intrascendencia. ¿No notan, ni ven que los noticieros de los canales nacionales ni siquiera mandan a sus corresponsables?

¿Qué puede pasar?... qué entre el diablo y escoja a quien se lleva primero, pero díganle que no busque a sus presas en Cascajal.