Icono del sitio

Cuando eliges la soledad en tu vida

Ya es de noche y comencé a escribir, es una noche diferente por cualquier motivo que usted le  quiera poner, usted que me lee y que quizá se ve reflejado en estas palabras.

Le voy a compartir esta historia, le brindo todo el derecho de sentirla como suya. Hoy sabe  diferente, se siente diferente, se ve diferente porque la compañía cada vez hace menos falta,  porque cada vez necesito menos sentarme frente a alguien a contarle mi día; porque llego a mi  apartamento, me descalzo y me disfruto, sí, a mí, a mis logros del día, de los segundos donde  fui yo misma y me enorgullezco de quien soy, de lo que veo en el espejo, me vivo - simplemente eso-.

Llego, veo el sofá que ya no trae recuerdos dolorosos, que ya solo me llama a descansar de  mis labores del día, de un día más donde amé mi trabajo, donde me reconocí como soy, donde  sentí miedo, calma, ansiedad, felicidad pero ¡sentí!, me arriesgué a admitirlo y comienzo a  recordar uno por uno los momentos de este día.

¡Qué bonito! El placer de no necesitar aprobación, de que nadie te espere y sin embargo  sentirte en casa porque estás tú, tu esencia sigue ahí, porque no te has perdido a ti mismo en  el proceso de encontrar a alguien más y porque tu soledad es más verdadera que algunas  compañías que tuviste por miedo o necesidad.

Me siento a pensar porqué las personas tienen tan estigmatizado el concepto de soledad y  concluyo que vivimos en un mundo donde la apariencia vale más que la tranquilidad, donde  sonreímos llenos de vacíos solo para demostrar, donde reímos en el día llenos de caprichos y  en la noche lloramos debajo de una almohada que es la única que nos conoce realmente  porque de día no somos más que máscaras. ¿Qué sentido tiene? Si no eres tú mismo,  ¿realmente estás viviendo? ¿Realmente te están queriendo por cómo eres?

No todo es fácil, hay días donde me siento en el borde de mi cama y miro el celular por la  infinita costumbre de encontrar compañía, queriendo que llame alguien preguntando cómo  estoy hasta que el golpe de realidad me hace recordar que este proceso es largo, que estoy  adaptándome a la soledad, al amarme cada vez más y posiblemente eso me mantiene alejada  de querer a alguien solo por el egoísmo de sentir que alguien enfoca su atención en mí.

Qué delicia ver tus defectos, pero verlos por ti sola, no que alguien te los lance como dardos  para herirte, que tengas la madurez necesaria para admitirlos y comenzar el cambio, que tú te  impulses, te caigas, te recojas, te des ánimo y te sanes; que lo hagas por ti, porque te cuidas y  lo más importante, te quieres; que veas la soledad como el trampolín para surgir, para  reinventarte, para dejar de ser la víctima de tu vida y comenzar a ser el protagonista, el que  decide, el que define, el que sin miedo ama su vida y se convierte en su mejor versión.