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¿A qué estamos jugando?

¿A qué estamos jugando?

La credibilidad del proceso de paz está en su peor momento en mucho tiempo. La bandera de la reelección del presidente Santos ahora es algo que incluso los que votaron por él no ven muy claro y se lo han hecho saber en la última encuesta Gallup. La guerrilla esta desbocada y le ha declarado la guerra a la población civil en todo el territorio nacional con especial énfasis en el Pacifico nariñense que sufre los embates de una guerra que para ellos siempre ha sido especialmente cruel y el estado ha brillado por una cómplice ausencia desde hace mucho tiempo.

La guerra de las Farc ha cambiado de objetivo y ya no es en contra del estado culpable, según ellos, de todos sus males, desdichas y desavenencias, ahora parece ser que los responsables son los pobladores de Nariño, Putumayo y Huila. Seguramente esos campesinos, en la lógica de la guerrilla, tienen que quedarse sin agua y sin comida para que el gobierno ceda ante su única pretensión que es un cese bilateral que a juzgar por la insistencia, no es pensando en la paz si no tal vez de una intención oculta que solo los beneficiaria a ellos.

Estamos cansados de los atentados terroristas y de las explicaciones que siempre terminan  culpando al gobierno o a la fuerza pública de las acciones de la guerrilla. 

Este es un buen momento para reflexionar acerca de nuestro límite. Los colombianos tenemos historia de haber soportado épocas difíciles, catástrofes naturales, gobernantes kafkianos y personajes macabros, pero creo que debemos poner límite a nuestras intenciones por alcanzar lo que desde el gobierno llaman "la paz". 

Hacia las Farc ya se han hecho marchas, caminatas, ayunos, peticiones, recorridos en moto, bicicleta, canciones, pedidos, suplicas y cuanto recurso hay para decirles que una gran mayoría de nosotros rechaza sus métodos. La guerrilla hoy ha borrado con el codo lo que había ganado con la mano en La Habana y de paso están arrastrando a Santos con ellos.

La semana pasada escribí acerca de la miopía de las Farc y ayer curiosamente  anunciaron a los mil vientos que arreciaran su ofensiva (terrorismo) en contra de los soldados y policías como si se tratara de un plan demente que primero iba dirigido a la población y ahora va en contra de la fuerza pública, si la semana pasada eran miopes ahora están ciegos del todo