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Cocina por Convicción, por Martha Cecilia Jaramillo

Cocina por Convicción, por Martha Cecilia Jaramillo

 

Volver a la tierra… ¡como salvación!

 

Sembrado de maíz realizado por los niños de los diferentes grados del colegio.

 

En el anterior blog escribí sobre el trabajo que venimos desarrollando con los niños y jóvenes del colegio Alas, teniendo como propósito reconocer la importancia de la cocina en la educación. Mi conclusión es que el camino para visionar un futuro diferente es mirando nuevamente a la tierra, desarrollando un proceso que en algunos casos se hace por intuición, con investigación propia y con una mirada diferente, difundiendo y contagiando a otros para que entren en esta sintonía.

Transcribo textualmente palabras escritas por María del Pilar, directora del colegio:

“Tocar la cocina como tema fundamental en la escuela, es volver los ojos a la tierra y volver los ojos a la tierra es contemplar nuestro futuro. Un futuro que es cada vez más incierto para las nuevas generaciones por la manera como arrasamos con los recursos y envenenamos la tierra.

Integrar la cocina como elemento fundamental del curriculum, puede despertar prontamente en los niños un lazo fraternal con la tierra, es volver a la semilla y a la esencia de todo: es encontrar un sentido a la tierra como cuna, una oportunidad para bendecirla y honrarla. Cocinando con los niños se retorna a la vida, a la celebración y al goce…

Me pareció oportuno contarles a través de un ejemplo de lo que puede significar “la cocina en la escuela”, esperando replicar la experiencia a otras instituciones o comunidades. Quizás se animen y se hagan nuestros aliados.

Para empezar hay que tener claro que hacer cualquier receta va más allá de cocinar para comer y que “comer va más allá de alimentarse”. Cuando cocinamos involucramos nuestra esencia y diferentes experiencias al momento de hacerlo.

Como este ejemplo, podemos trabajar muchos de nuestras recetas vallecaucanas y hacer que el niño se apropie de nuestra cultura desde la experiencia. Cuando miramos la cocina de esta manera, entendemos fácilmente la riqueza que tenemos, la cual radica la influencia de diferentes culturas.

Nuestros sabores, unos de aquí, otros de allá, se mezclan formando una amalgama única y maravillosa dentro de la Cocina Colombiana. Podemos asombrarnos de nuestra diversidad, reconociéndonos en uno solo: negros, indígenas, blancos, etc. Así el término igualdad se da también afuera, en nuestra relación de convivencia con otros.

La cocina como experiencia educa, recrea y nos hace sentir orgullosos de nuestras recetas, las tradiciones y nuestros ancestros, dándoles un lugar en nuestra vida.