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ABC... Dando, por Eduardo Figueroa

ABC... Dando, por Eduardo Figueroa

 

Confusión no viene de Confucio

 

¿Qué tanta seguridad tiene respecto al significado de las palabras que pronuncia o escribe?

Voy con la siguiente prueba para que tenga una respuesta clara. Si le proponen hacerse cargo de una revista que tendrá circulación bimensual ¿significa que aparecerá dos veces al mes? ¿O cada dos meses?

Si acepta el trabajo y le dicen que el pago será bimestral, ¿usted acepta, porque entiende que será el pago quincenal? ¿O cada cuatro quincenas?

Si en estos momentos siente confusión, tranquilícese porque forma parte de aquellas personas que están seguras de lo que dicen y creen que saben lo que dicen… hasta que se dan cuenta –a veces tarde–de que están equivocadas.

Bimensual hace referencia a dos veces al mes (o sea quincenal) y bimestral significa cada dos meses.

Estos ejemplos los traigo a colación porque fui testigo de un joven comunicador independiente –al que tuve de alumno– quien firmó un contrato confundiendo los términos, y no solo dejó de recibir la paga sino que tuvo que indemnizar a la contraparte con sus ahorros por incumplimiento de lo acordado.

-Yo expliqué ese tema en clase, le reproché. Y recuerdo que les advertí lo riesgoso que podría resultar la confusión de estos términos a la hora de hacer negocios.

-Sí, profe, admitió.

Ya que nos metimos en el tema de la confusión de palabras, sigamos con otros vocablos que suenan parecido pero que no significan lo que usted quiere significar.

Por ejemplo, es frecuente escuchar que cuando se roban los carros, muchas veces los encuentran ‘deshuesados’. El término correcto es ‘desguazados’ (del verbo desguazar: desbaratar). Cuando ese error lo comenten los jóvenes periodistas, el editor no tiene otra alternativa que deshuesarlos a ellos… y con toda la razón.

Es posible que durante una conversación, alguien (de pronto usted, con el debido respeto) dice que se ‘destornilló de la risa’ por algo que vio o escuchó. También es posible que alguien (de pronto usted, que se preocupa por el buen uso del idioma) “se desternille de la risa” al escuchar semejante error, pero no corrige para conservar la amistad.

Pues bien, aclaremos esta frase de cajón de una vez por todas. La expresión “desternillarse” hace alusión a las ternillas, unos cartílagos que llamamos falsas costillas y, dentro de lo figurativo, se exagera diciendo que un exceso de risa puede zafar dichos cartílagos. Si le parece confuso, tiene dos opciones: aprenderse la palabreja ‘desternillarse’ o abstenerse de reír en exceso para que no se rían de usted si sigue confundiendo las palabras.