El soldado regular Sebastián Quiñones, que fue reportado en agosto del año pasado como desaparecido, fue hallado en una fosa común en el Bajo Anchicayá, cerca al batallón de alta montaña donde prestaba su servicio militar.
Su familia no entiende lo sucedido con su ser querido y responsabilizan al ejército de lo sucedido.
Pues el pasado 23 de agosto del 2021, un soldado llamó a la familia del joven, asegurando que el militar con 7 meses de servicio, tuvo un problema con un alto oficial en el batallón de alta montaña en los Farallones de Cali y que salió de la guarnición.
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Sin embargo, los familiares de Sebastián aseguran que por dicho problema, el cabo lo obligó a salir del batallón vestido de civil; con el conocimiento de que en la zona había grupos al margen de la ley.
“Tenemos audios y mensajes de textos de los compañeros, donde nos dicen que a él lo sacaron por ese problema. Son dos compañeros los que nos confirman que el cabo Orozco les dijo a los compañeros de mi hijo: ‘Quítenle el fusil y después quítenle el camuflado’; lo hicieron vestir de civil”, dijo Leidy Johana Chavarría, madre de Sebastián.
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Asegura que el Ejército nunca les avisó de este hecho, sino que se enteraron por los compañeros. Según ella, las versiones son confusas, porque, cuando el tema trascendió a la opinión pública; desde la institución emitieron un comunicado señalando que la familia tuvo conocimiento desde el mismo momento “en que el joven decidió irse”.
Hace cinco días, medicina legal le confirmó a esta familia que Sebastián apareció en una fosa común junto al de otro hombre en el Bajo Anchicayá
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“A mi hijo lo encuentran en una fosa común, en el territorio del Ejército; porque es que el Ejército no cuida solamente la base, sino todo el territorio. Yo le doy gracias a Dios que encontré a mi hijo, no quería encontrarlo de esta forma, pero lo encontré”, expresó Lorenzo Quiñones, padre de Sebastián.
Sebastián Quiñones fue reclutado cuando cursaba el bachillerato y hoy su padre desconoce qué fue lo que pasó con su hijo.
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“Murió, lo mataron, lo torturaron, (...) la fiscalía no nos ha llamado y el Ejército no nos ha dicho nada”; añadió el padre del joven.
El año pasado, dos uniformados tuvieron que ir por sus propios medios hasta Dagua y ubicar sus cuerpos; luego de que al parecer cayeran en un campo minado. En esta oportunidad tampoco hubo una explicación clara del Ejército.
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