Cañasgordas, del Alférez Real al desarrollo sostenible

Cañasgordas, del Alférez Real al desarrollo sostenible

Por: Germán Morales Z. Docente y director de la Escuela de Turismo UAO.

Fotografías: Cortesía Fundación Hacienda Cañasgordas

Eran mediados del siglo XVI y la bonanza aurífera, agrícola y pecuaria se consolidaban en el Valle Geográfico del Río Cauca en el Suroccidente de Colombia, en un pequeño cabildo llamado Santiago de Cali, que era un territorio bendecido por la diversidad de paisajes, por su abundante agua proveniente de sus cuencas hidrográficas de montaña en los farallones, y por su majestuoso e imponente rio Cauca lleno de madre viejas y humedales, que se convertían en la vía de salida y entrada a estas tierras, y que permitían que la bonanza y prosperidad navegaran sin problemas por sus aguas en el fantástico bosque seco tropical, la insignia de estas tierras y de los ecosistemas estratégicos de Colombia.

Aquí en este paraíso tropical y cálido se encontraba una localidad llamada la Estancia, que fue ganando gran relevancia por su estratégica ubicación geográfica, y por su desarrollo y puesta en escena de pujanza y de construcción de canales de prosperidad, a través, del desarrollo de actividades bobinas, porcinas, vacunas y de productos agrícolas como el tabaco, la caña de azúcar, frutales y aromáticas que hacían posible que la seguridad alimentaria de esta región y sus habitantes estuviese más que asegurada.

Para finales del siglo XVI esta estancia ya era una de las Haciendas más prosperas del suroccidente colombiano, y era conocida como Casa Grande, que ya para el Siglo XVII cuando fue adquirida por el corregidor y encomendador de Cali el señor Antonio Rodríguez Migolla en el año de 1629, poseía una representatividad política, social, productiva y paisajística muy importante, no solo para Cali y el Valle del Cauca, sino para Colombia. Eran los días de la bonanza de la naciente industria cañicultora pues en el trapiche hidráulico de la Hacienda Cañasgordas se movía gran parte del desarrollo de la azúcar de la región.

Fue Cañasgordas igualmente una realidad, no solo de poderío económico, sino de paisajes y diversidad vallecaucana, pues en sus dominios se encontraban grandes extensiones de tierra que se enmarcaban en los límites entre los ríos Lili, Cauca, Jamundí y esta magnífica formación montañosa como son los Farallones, que le daban la oportunidad a esta hacienda y a Santiago de Cali de crecer en medio de la abundancia y la paz.

Para inicios del siglo XVIII, la hacienda paso a manos de la gran hacendada doña Ana María de los Reyes y ya para mediados de este siglo entre los años 1730 a 1750 se sabe que paso a manos de la familia Cayzedo, desde donde se escribió una de las páginas más memorables e importantes de la historia de Santiago de Cali.

La Hacienda Cañasgordas vio nacer a uno de los próceres más significativos y memorables de la historia de Santiago de Cali, a Felipe Joaquín de Cayzedo y Cuero nacido el 22 de agosto de 1773, quien fuera hijo del Alférez don Manuel de Cayzedo Tenorio y de doña María Francisca Cuero, en el seno de una familia trabajadora, prospera y que hizo posible que desde la Pujanza Cali fuera uno de los cabildos mas sonados y renombrados de su época.

Joaquín de Cayzedo y Cuero vivió en las costumbres, valores y principios de la época, estudio en Popayán y Bogotá, y fue ahí donde formo su espíritu guerrero, férreo y de pensamientos de libertad por la influencia de los aconteceres políticos y administrativos de la época. En 1808 muere su padre don Manuel y es así como Joaquín se convierte en el nuevo alférez Real de la Ciudad de Cali e inicia toda una idea de libertad para la ciudad del yugo dominante del gobernador de Popayán don Miguel Tacón y Rosique.

Fue entonces cuando el 3 de Julio de 1810 en reunión en la Hacienda Cañasgordas que Joaquín de Cayzedo y Cuero siendo Alférez Real, creo la Junta Extraordinaria de Santiago de Cali buscando la autonomía y libertad para la Ciudad pues sus diferencias con el gobernador de Popayán ya eran inmanejables.

Se escucha el grito de libertad y de independencia, pidiendo la igualdad de derechos frente a los habitantes de la península, este hecho que se inició en el Cabildo de Cali y que logro unir a los demás cabildos del departamento, consolido la junta de ciudades amigas y confederadas del Valle, para lograr derogar al gobierno de Popayán que fue tomado por la junta de amigos y liderado por Joaquín de Cayzedo y Cuero.

Todas estos relatos, paisajes, anécdotas, costumbres e historias de libertad, cautivaron a uno de los mas grandes literatos colombianos como fue José Eustaquio Palacios, este escritor de Roldanillo Valle, que gracias a su genio y figura llego a ser presidente del cabildo municipal de Santiago de Cali, rector del emblemático colegio Santa Librada y un amante de los paisajes e historias vallecaucanas, y por ello, no fue difícil que la riqueza paisajística, las costumbres y las historias de la Hacienda Cañasgordas fascinaran a José Eustaquio, quien se fijo en la historia del Alférez Real que transformo con su lirica en su obra cumbre en una novela costumbrista e histórica publicada en 1886.

Sin duda, el Alférez Real más que su historia central de amor imposible entre Inés y Daniel en su lenguaje sencillo, barroco y de origen latín de literatura clásica a manera de tragedia griega de gran influencia para José Eustaquio, es una narración perfecta de las costumbres, las tradiciones y la sociedad caleña del sigo XVIII, pues la novela se desarrolla entre los años 1780 y 1792, con una carga narrativa muy precisa de como era el paisaje, los ecosistemas predominantes, la cultura, las tradiciones y las relaciones entre los dueños de la hacienda, sus empleados y esclavos de la época.  

Esta Cali ambiental, social, cultural y económica del siglo XVIII, es la que esta plasmada en esta obra y es nuestra misión como sociedad moderna del siglo XXI, poder rescatar ese pasado, preservarlo y saberlo incorporar desde lo positivo en nuestra relación tanto social, como económica, cultural y ambiental con esta ciudad que sigue creciendo a veces sin el norte claro, y es por ello transcendental poder saber de donde venimos para saber para donde ir.

Hoy la hacienda Cañasgordas es Monumento Nacional y Patrimonio Histórico según la declaración realizada en 1.980 por el ministerio de educación previo concepto del consejo nacional de monumentos, y en 1.997 de acuerdo a la Ley de Cultura declarada bien de interés cultural de ámbito nacional por sus valores históricos, estéticos y simbólicos. Por lo tanto, con esta declaratoria se salvaguarda una parte de la historia de Cali que debe seguir manteniendo en su memoria colectiva el valor de esta obra colonial.

Esa es tal vez, una de las mayores funciones de la creada Fundación Cañasgordas, quienes han sabido mantener este legado de la caleñidad lo mejor conservado y preservado posible, pero es necesario que más y más manos e instituciones se sumen a esta tarea titánica que significa no dejar que nuestro patrimonio se pierda en el olvido colectivo de una sociedad moderna, que no se empodera de su pasado para poder construir su futuro.

Hoy la Fundación Cañasgordas tiene no solo un plan de Salvaguarda para la hacienda desde su connotación histórica cultural, sino que están igualmente rescatando el valor paisajístico y ecosistémicos de este espacio que es uno de los pocos pulmones ambientales de ese bosque seco tropical, que todavía quedan en la zona, donde la urbanización no da tregua y que de a poco ha ido poniendo en riesgo el potencial ambiental y la estructura ecosistémica y ecológica principal de la ciudad.

Por ello, la nueva apuesta de Cañasgordas esta articulando el imaginario mundial de los ODS propuestos por las naciones Unidas para salvaguardar el patrimonio natural y cultural del lugar, en una apuesta de usos sostenible de este territorio del Valle Geográfico del Río Cauca, que sin duda es de la verdadera ancestralidad caleña.

Hoy Cañasgordas se ha dado a la tarea y empeño por visibilizarse, para así recuperar su lugar en la historia, presente y futuro de Santiago de Cali, para reconstruir, redescubrir y enaltecer la esencia de una tierra bendecida por la pujanza de quienes labraron su libertad.

En esta gesta colectiva de futuro para Cañasgordas se trabaja y acude a quienes todavía consideran que vale la pena el rescate de lo propio, de lo auténtico, autóctono, diverso y de aquello que nos hace tan caleños como el paisaje que aún se representa en este territorio del suroccidente colombiano.

La oferta y la visión de territorio, en Cañasgordas posee un nuevo enfoque e incorpora nuevos matices de ciudad, de historia, de experiencias de turismo cultural que se complementan en armonía perfecta con la naturaleza propia y de escenarios que desde la ecología del paisaje siempre han estado ahí en las cuencas de los ríos Cauca, Lili y Jamundí, pero que poco se habían logrado integrar al quehacer del proyecto de salvaguarda, es por eso, que las nuevas experiencias no se hacen esperar y hoy Cañasgordas está reafirmando su compromiso con un modelo de sostenibilidad basado en la gestión cultural y ambiental que garantice la salvaguarda de este patrimonio, y no solo de su legado ancestral colectivo de la caleñidad y la vallecaucanidad, sino de ser una verdadera oportunidad de futuro para esta sociedad del siglo XXI.

Tal vez por eso Cañasgordas no dejara de ser la representación de la historia y la construcción de futuro que se gestiona colectivamente desde este territorio Vallecaucano en un solo lugar: Santiago de Cali

A la memoria del Alférez Real y del ecosistema de Bosque seco Tropical que aún se conservan en nuestra memoria y espacio…


https://www.facebook.com/HaciendaCanasgordasOficial

Twiter @HCanasgordas

Instagram: lahaciendacanasgordas

www.haciendacanasgordas.org

Compartir