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Mujeres que inspiran: Ana Beiba Lasso, defensora de los adultos mayores

Mujeres que inspiran: Ana Beiba Lasso, defensora de los adultos mayores

Exclusiva para 90minutos.co

Desde muy jóvenes nos enseñan el ciclo de la vida, pero, al final, muchas personas no pueden tener los recursos ni el acompañamiento de sus familias para afrontar los últimos años de vida; desencadenando problemas que incluso llevan al abandono.

Según la Personería Distrital de Cali, en 2020 se atendieron más de 137 adultos mayores en situación de desamparo. Justamente, varias entidades han tenido que tratar este factor para evitar que las personas mayores padezcan situaciones de abandono.

Uno de esos organismos es la Fundación para los ancianos abandonados ‘La Misericordia de Jesús’, que alberga a más de 120 abuelos.

Ana Beiba Lasso, es una mujer con mirada cálida y corazón generoso, y es la líder de esta Fundación, la cual comenzó en un momento de profunda necesidad.

Con cinco hijos varones y dos hijas a su cargo, Ana se encontró repentinamente sola cuando el padre de sus hijos la abandonó. En medio de las dificultades económicas y la incertidumbre, tuvo que enfrentar una situación difícil, pues debía tres meses de alquiler y le habían cortado los servicios básicos.

Por ese motivo, se fue a buscar empleo en el hospital San Juan de Dios y fue entonces cuando escuchó la voz de Dios que le dijo:

"Hija, recoge al anciano".

Al principio, la idea parecía absurda, pero la voz persistió, y ella decidió actuar con fe, porque "Dios proveerá", pensó.

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¿Una misión de Dios?

Con valentía y determinación, Ana abrió las puertas de su hogar a los ancianos desamparados. Sin embargo, no sabía cómo explicarle a su hija Francy, quien entonces tenía 11 años, que ahora su ‘abuelito’ de 80 y tantos años, de tez blanca y ojos azules, las acompañaría.

Su hija, con inocencia, le dijo “pero ¿cómo mi abuelo si él es blanco y nosotros somos negros?”, narra Ana Beiba.

Los días pasaron y más ancianos llegaban a su puerta, cada uno con su propia historia de soledad y abandono. Los "bebés" o "niños" como cariñosamente los llama, dormían en su cama mientras ella y sus hijos descansaban en el suelo.

Pero su generosidad no fue siempre bien recibida. Muchos la llamaron "loca", pero ella con gracia dice que:

"Era una locura que venía del cielo".

Incluso enfrentó el rechazo de algunos propietarios de viviendas que no estaban dispuestos a convertir sus hogares en refugios para ancianos. Sin embargo, Ana perseveró y encontró un hogar, donde se trasladó con 15 de sus "bebés".

"Me cortaban el agua y los servicios a cada rato, pero seguía con esta locura".

Protección a sus "niños"

"Alegría" es la palabra que utiliza Ana Lasso cuando explica lo que siente con esta labor. Con una mirada cálida dice que, sus "niños", le recuerdan a sus padres que ya fallecieron. Perderlos a una edad temprana le otorgó una sensibilidad especial hacia quienes transitan la vejez sin el apoyo familiar que merecen.

"Mi mamá se la llevó el 'Señor' a mis 30 y tantos, y yo veo a mi madre, y la veo en ellos, en mis 'niños'".

Además, dice que muchas personas se centran en cuidar perros y gatos, pero no en los adultos mayores que a menudo son dejados al olvido. "Ellos se vuelven niños inquietos", dice.

"Acá hay personas que traen a su mamá, papá o abuelo y dicen que se lo encontraron en la calle, pero luego los niños me dicen la verdad. Es que así me paguen un millón de pesos, yo no recibo ese dinero".

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Una de las muchas historias que recuerda con tristeza es el día en que encontró a un adulto mayor abandonado en una silla de ruedas, desamparado y confundido a las 5:00 a.m., al parecer, su hija le dijo que no se demoraba, que iba por la cédula, pero nunca más volvió. "¿Por qué me abandonaste, hija?", decía el señor.

Ana Lasso lleva más de dos décadas viviendo con los adultos mayores, pero en la Carrera 27 #91 A – 11, barrio Alfonso Bonilla Aragón, en el distrito de Aguablanca.

"Los 'bebes' viven aquí, son mis niñas, las bañamos, las llevamos al médico".

Los dos milagros

Esta mujer, de tez morena y labios delgados, no solo ha tenido que afrontar momentos difíciles en relación con los adultos mayores, también ha tenido que pasar por dos tipos de cáncer.

El primero fue cáncer en la matriz, su familia la visitaba y no podían evitar derramar algunas lágrimas. Los médicos le dijeron a Ana Beiba que ya no había nada que hacer. El panorama era complejo.

"A mí me mandaron radioterapias y todo, pero yo me abandoné. Yo le dije a Dios que si me quería llevar, que lo hiciera, pero luego empecé a sentirme muy bien y ya cuando volví, no tenía nada".

Sin embargo, aunque el milagro se había manifestado, con el tiempo descubrió que otro cáncer se había apoderado de ella. Se trataba del cáncer de colón. Según narra Ana Beiba, fue mucho más fuerte que el otro. Los exámenes le salían muy malos y una vez más, el personal de salud le dijo que ya no había alternativas.

"Yo no me dejaba ver de nadie porque estaba muy mal. Incluso pensaban recoger a mis 'bebés' y repartirlos, pero yo les dije que hasta que yo no me fuera, eso no iba a suceder, y aunque lo hiciera, mis hijas no van a dejar esta labor".

Pero el doble milagro sí existe, Dios la tocó de nuevo y con el tiempo se curó.

Hoy vive agradecida con la vida y con Dios, por permitirle darle hogar a aquellos adultos mayores que son abandonados. Además, resalta la importancia de no frustraste porque si uno se siente así, dice Ana Beiba, no tiene el sentido de servicio a Dios.

"No se frustren, Dios las ama, es un privilegio ser mujer porque Dios nos escogió para traer vida al mundo. Aunque un hombre no nos ame, tenemos que tener el amor de Dios y con él saldremos adelante. No se dejen contaminar de lo malo, emprendan cosas buenas que con Dios lo podemos todo".

Concluyó para el noticiero 90 Minutos.

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