Aquí la misiva del periodista:
No soy de los que se amedrentan fácilmente. No soy de los que se amilanan ante los desafíos de la vida. Soy un pacifista. Así he crecido y jamás he estado armado ni lo estaré. Ni siquiera considero que la palabra sea mi arma y el argumento mi escudo. Más bien los asumo como el campesino asume al azadón y la semilla, es decir como herramientas de trabajo que me sirven para labrar y sembrar. Y así camino por el mundo: con el corazón expuesto y la mirada frentera. Por eso considero que lo que ayer hizo William Zapata en mi contra es ante todo un hecho cargado de simbolismo. Lo es porque su puñetazo fue contra el micrófono y lo que representa. Lo es porque esa actitud simboliza la actitud violenta de quienes desde hace mucho tiempo se acostumbraron a silenciar, a enmudecer, a intimidar. Lo es porque su forma de ser y sus maneras, tristemente representan el escaso nivel formativo e intelectual de un gran número de futbolistas en este país, que creen que porque ganan más plata pueden pasar por encima de todos, demostrando su pobreza de espíritu. Y lo es porque a pesar de su afrenta en contra de la libertad de prensa el micrófono no se apaga y no deja de funcionar, ahora se sostiene con más fuerza y más firmeza que antes.
Mi mejor gesto de gratitud a quienes me han expresado su solidaridad y respaldo es continuar ejerciendo mi trabajo con mayor ahínco y profesionalismo convencido que a nadie le gusta que le digan la verdad, pero habrá siempre alguien que tenga que hacerlo.
Un abrazo sincero,
Manuel Ruiz
