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‘Pecoso’ y sus muchachos: los más poderosos de Colombia

‘Pecoso’ y sus muchachos: los más poderosos de Colombia

Un marco espectacular en las graderías del estadio Atanasio Girardot. Los colores rojo y azul invadían toda la geografía antioqueña que dibujó un escenario a la altura de grandes finales del mundo. Pero la noche tuvo dueño. Fue el Deportivo Cali, que con un gol del juvenil Andrés Felipe Roa conquistó la diana que le dió el primer título de la Liga Águila a la escuadra azucarera. Un tanto conseguido por Monsalvo en el segundo tiempo le puso "el dulce a mordiscos" a los dirigidos por Castro.

En los primeros minutos el Deportivo Independiente Medellín, con ímpetu, trató de inclinar la cancha a su favor. Un equipo que intentaba ser rápido e incisivo, pero se encontró con un Deportivo Cali que supo contrarrestar y neutralizar las primeras incursiones que amenazaban la diferencia conseguida en el Estadio Palmaseca.

El transcurrir de los minutos transformó el juego en un partido sin fluidez. Ello, favorecía los intereses ‘Verdiblancos’ porque le restaba el vértigo a los dirigidos por Leonel Álvarez, que en Juan David Pérez tenían el hombre que marcaba diferencia, por izquierda y por derecha.

Sobre la media hora, el Dim tomó control de las acciones. Proponía fútbol con cambios de frente y con una buena transición en el paso de la fase defensiva a la ofensiva. Los del ‘Pecoso’ reaccionaron y ripostaron en el minuto 34 con Jerson Candelo que tras un tiro libre le quemó las manos al cancerbero rojo. En adelante, una seguidilla de acciones inclinó la cancha a favor de los vallecaucanos.

Hasta que en el minuto 38 Andrés Felipe Roa erguido, volando, impactó de cabeza el esférico, tras un centro de Candelo desde zona derecha y el alma ‘Azucarera’ descansó en la paz del gol. Un 1 por cero que silencio el Atanasio Girardot y tumbaba quinielas.

Tras el regreso del camerino una falta que se inventó el central en una jugada en la que el arquero Hernández en un cierre, jamás, tocó a su adversario, pero en un acto actoral digno de un Oscar, provocó una pena máxima.

Al cobro Vladimir Marín. Tomó carrero. Se perfiló y pegó con pierna izquierda. Clavó su guayo muy abajo y el balón se estrelló rebeldemente contra el travesaño y no entró.

En adelante, el partido entró en un bache. Medellín desmoralizado por el gol en contra  finalizando el primer tiempo y el penal errado en el inicio del complemento.

Sin embargo, cuando corrían 68 minutos, Hernán Echalar, por sector izquierdo rompió por zona izquierda la defensa verdiblanca con un centro abajo que capitalizó Monsalvo, que tan solo con un toque, envió el balón al fondo de las piolas y avisó que el ‘Poderoso’ estaba en pie de lucha.

Y así se vivió en adelante. El Medellín se vino encima del Deportivo Cali que replegó sus líneas y perdió precisión en la marca. Leonel copó la mitad de la cancha y se adueñó de los feudos ‘Azucareros’.

Pero ese segundo aire de ímpetu se fue diluyendo a medida que los minutos avanzaban e indicaban que el final se acercaba.

Cuando en Colombia el reloj marcó las 8 de la noche con 56 segundos del domingo 7 de junio de 2015, el central se llevó el pito la boca, marcó el centro del campo y consignó así la novena estrella en el escudo del Deportivo Cali.

Un equipo joven, lleno de ganas, de sueños con un técnico que cada vez que le dieron una chance fue campeón con el equipo que lleva en su corazón, Fernando ‘El Pecoso’ Castro.