En medio de un silencio absoluto, mientras todos en la tribuna estaban a la expectativa, Luis Javier Mosquera Lozano, untaba sus manos de magnesio, para poder coger su mejor arma y demostrarle al mundo en tan solo segundos, lo que había logrado con diez años de entrenamiento.
El pesista vallecaucano tomó la barra y respiró profundo, recordando que no estaba levantado peso, sino más bien miles de sueños e ilusiones que fueron surgiendo a lo largo de su carrera deportiva.
Su cuerpo, lograba sostener los 151 Kilogramos, aunque su alma estuviera atravesada por el dolor más grande que ha podido experimentar en su vida: la muerte de su padre, quien había partido de este mundo, quince días antes de dicha competencia realizada en Polonia.
Cientos de espectadores estaban en la tribuna presenciando el momento en el que este pesista proveniente de Yumbo, se convertía en el mejor del mundo al levantar 151 Kilogramos en la modalidad de arranque de su categoría.
Determinación, entrega, perseverancia, constancia y disciplina son los factores claves que han llevado a Luis Mosquera a convertirse en el presente y el futuro de las pesas colombianas.
Un deportista que ha entregado su vida al deporte, entrenando dos horas en la mañana y tres en la tarde, para cumplir su mayor sueño, y también el de su padre: ser un medallista olímpico.
Un sueño que no solo lleva grabado en la mente y el corazón, sino también en su piel, pues cuando tenía 16 años se realizó un tatuaje en su pecho, con el símbolo de los juegos olímpicos.
Ahora Luis Mosquera tiene 21, y cada vez está más cerca de cumplir ese anhelo que desde hace cinco años puede ver cada mañana al mirarse en el espejo.
Aunque este pesista vallecaucano ha llegado tan alto como ha podido en su vida deportiva, siendo campeón del mundo y también panamericano en diversas ocasiones, su camino hacia el triunfo no ha sido nada fácil.
Este guerrero también ha tenido su talón de Aquiles, ese que tal vez le pudo costar su carrera deportiva.
Desde hace dos años Luis Javier Mosquera, ‘El Bárbaro’, presentaba una hernia discal en su columna, sin embargo después de los Juegos Panamericanos de Toronto, esta hernia le recordó que a pesar de los músculos y la fuerza, su cuerpo también es frágil.
Fueron noches llenas de angustia y de dolor, frustración, impotencia e incertidumbre. Fueron noches en las que las lágrimas y la derrota se apoderaron de su corazón.
Sin embargo, gracias a la ayuda psicológica brindada por Indervalle y Coldeportes, como también por el apoyo de su familia, y su pequeño hijo de tres años, ‘El Bárbaro’, recordó que sus sueños eran más grandes que las dificultades.
Hoy, Luis puede decir que superó ese momento de oscuridad, que casi opaca sus mayores deseos, los cuales se crearon el día en que por primera vez presenció un entrenamiento de pesas de sus dos hermanos: Jhon Jairo Mosquera y José Mosquera.
Con tan solo ocho años de edad, este campeón, ya sabía lo que quería para su vida, motivo que lo llevó a entrar al mundo de las pesas, en donde día a día, con el apoyo de su madre, sus entrenadores, su hijo y sus cinco hermanos, está construyendo un camino para ser leyenda.
Un camino que ha sido enmarcado por los mejores momentos que ha podido vivir durante su vida deportiva, como aquel mundial de Polonia, en el que al pararse en la plataforma, inundado de nervios y ansiedad, logró levantar 155 Kilogramos de felicidad y pasión, pero sobre todo de sueños de ser el mejor, el inolvidable, ¡el Bárbaro!.