Noventa minutos decidió recordar el último gran triunfo que tuvo el equipo azucarero al ganar su octava estrella. Hoy, el equipo y su hinchada sueña con alcanzar la novena, aquella que le ha sido esquiva por 10 años.
Era diciembre de 2005 y la navidad tenía en la ciudad de Cali un sabor azucarado, mientras la palmeras evidenciaban el aire de incertidumbre que rondaba entre los aficionados caleños. Todo este ambiente de felicidad, de emoción y de ansiedad se debía a un solo hecho: el verdiblanco, el azucarero, el glorioso, el Deportivo Cali, se encontraba disputando la final de la copa Mustang, aquella que podría otorgarles su octava estrella.
Las apuestas y los veredictos estaban echados a la suerte, mientras otros tantos se echaban bendiciones; algo era cierto, la ciudad de Cali estaba expectante de tener una celebración memorable, pues daba la casualidad de estar viviendo, a su vez, la época decembrina y feriada.
El equipo dirigido en aquel entonces por Pedro Sarmiento, tenía en sus hombros la responsabilidad de llevar a su casa este nuevo triunfo. Los jugadores partícipes de este hecho fueron Juan Pablo Ramírez, Jamison Olave, Darío Caballero, Nelson Rivas, Giovanni García, Hernando Patiño, Oscar Díaz, Jaime Riveros, Álvaro Domínguez, Blas Pérez y Hugo Rodallega, fueron los inicialistas en ese último partido, también jugaron algunos minutos Ricardo Siciliano, Breiner Belálcazar y Armando Carrillo.
Para fortuna y alegría de la hinchada azucarera, su equipo salió victorioso ante el Real Cartagena con un resultado que arrojó un 3-0, a favor de los caleños. A partir de ese momento, las calles de la ciudad de Cali se inundaron de banderas, camisetas, caravanas, así como se llenaban de cantos y lágrimas, mientras sonaba de fondo su tradicional 'Pachito Eche'. La ola verde hizo presencia y retumbó aquella noche de diciembre en la Sultana del Valle, marcando otro momento que pasó a la historia del equipo.
Por estos días, tanto jugadores, como el plantel técnico y afición, guardan con aprecio este momento, así como también perpetúa su esperanza de alcanzar su próxima estrella, la novena, esa que le ha sido esquiva en esta década.
