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Cuando la Fiera se 'comía' el Pascual

Cuando la Fiera se 'comía' el Pascual

América de Cali.

En plena Autopista Suroriental de Cali, llegando a la Calle 23, unos metros antes del edificio de Comfandi-El Prado hay una fiera pintada en un muro blanco; cerca al semáforo que permite justamente tener un par de minutos para contemplar la imagen.

Se trata de una ‘aterradora’ figura que asustaba hasta al más valiente. No era muy grande, más bien delgado, pero con un corazón osado que hacía que su sola presencia infundiera temor entre quienes lo enfrentaban.

Era fuerte de piernas, de agilidad en el salto, rápido en la carrera corta y no le importaba el tamaño de su rival porque casi siempre conseguía su presa, un objeto redondo, pecoso; que perseguía como loco.

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Datos americanos.

Sí, esa figura inmortalizada en el mural es ‘La Fiera’ Jorge Ramón Cáceres, uno de los ídolos indiscutibles del América de Cali, ‘La Mechita’, ‘El equipo del Pueblo’, ‘Los Diablos Rojos’, todos los remoquetes con los cuales es reconocida la institución escarlata.

La llegada de la 'Fiera' al América

El espíritu del ‘Indio’, como cariñosamente también lo llamaban, pervive en cada uno de los americanos de la ‘vieja escuela’, esos mismos que lo vieron llegar humildemente en 1973 a la institución escarlata, proveniente de Atlético San Martín de Tucumán.

Nacido el 7 de enero de 1948 en Santiago del Estero, ‘La Fiera’ llegó en tiempos de escasez para los americanos. Eran años difíciles, cuando muchas veces no había dinero ni para lavar los uniformes. Ganar no era un verbo que se conjugaba fácil entre la hinchada, se jugaba con el corazón en una mano y con pocos centavos en la otra.

La fanaticada agradecía que los futbolistas se tiraran al piso, corrieran, metieran, que no jugaran bonito, pero que dejaran la piel en cada jugada. Así fue como se creó el ADN de los ‘Diablos Rojos’. Y así llegó este futbolista de 1,70 metros, que no parecía argentino, con marcados rasgos indígenas y un color de piel oscuro que lo identificó rápidamente con la barra popular que siempre ha seguido al América; porque los rojos, orgullosamente, han sido el ‘equipo de los negritos o el equipo del pueblo’.

Tomada de redes sociales.

El economista Jorge Tello Barrera, uno de esos americanos que no fallaba en esa época a la cita en la tribuna Norte del Pascual, lo recuerda de esta manera:

“Delantero metelón, siempre bien ubicado en el área y goleador de raza. Al Cali le marcaba casi siempre que lo enfrentaba. Ídolo de la afición por su entrega y logros con el equipo. Ese man cabeceaba, pateaba con cualquiera de las dos piernas. De verdad que era una fiera”.

Dice Tello mientras su mente viaja con alegría al fútbol de antaño.

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La ciudad que lo consagró

La Fiera se hizo colombiano y se mantiene viajando entre Barranquilla, donde viven su esposa y sus hijas, y Cali, la ciudad que lo consagró. Hasta hace poco tiempo dirigió una escuela de fútbol en el Club Tequendama, en la que intenta transmitir sus conocimientos a chicos que nunca lo vieron jugar, pero cuyos papás o abuelos les cuentan cómo era de temible este goleador de raza.

Y es que cuando Cáceres ‘entrompaba’ no había defensa que lo aguantara. En la cancha (dónde más podíamos encontrarlo) habló con el Noticiero 90 Minutos, recordó su llegada a la vieja y querida ‘Mecha’ y también se emocionó al rememorar el primer título alcanzado en 1979.

@AmericadeCali

Guillermo Reinoso, otro argentino que pasó con éxito por el club, fue quien lo recomendó y lo trajo a esta ciudad que no sabía ni que existía. Su romance con la hinchada americana fue inmediato y no podía ser diferente porque mostró sus ‘charreteras’ cuando tocaba; ni más ni menos que enfrentando al tradicional rival de patio.

“Recuerdo que eso fue en 1973. Llegué y a los pocos días el profe Jorge ‘Finito’ Ruiz, que entrenaba al América, me puso a debutar justo contra El Cali. Yo dije ‘ayayay, mamita querida,’ pero me puse la roja y me transformé”.

Los escarlatas llevaban dos años sin ganar un clásico y ese día Cáceres la rompió y sacó ‘chapa’ de ídolo. Hizo dos goles, mientras que un tercero lo marcó su compañero Armando ‘El Mudo’ Torres. América ganó 3-1 a su eterno rival y desde ese momento la hinchada roja comprendió que había llegado el ídolo que faltaba.

Fueron dos jugadas en pared con El Mudo Torres y un pase en profundidad donde defino de pierna izquierda. Los goles se los hice a Pedro Zape. Fue un gran triunfo”, recuerda.

Ese día, además, quedó para la historia pues, el nombre Jorge Ramón dejó de existir y en ese momento nació, simplemente, ‘La Fiera’ Cáceres. El gran narrador samario, Rafael Araújo Gámez; se encargó de inmortalizarlo con un remoquete que se volvió grito de guerra en las canchas colombianas. Y para que no queden dudas de lo diferente que era el fútbol de ayer en comparación a lo que se vive en la actualidad, el premio a ‘La Fiera’ por su gran actuación fue una bicicleta, que terminó regalándosela al zaguero Argemiro López, quien falleció hace poco tiempo.

Biblioteca departamental.

Al Deportivo Cali siempre lo ‘vacunaba’, después de Anthony De Ávila, que consiguió 19 goles, Cáceres es el segundo goleador de los clásicos con 15 anotaciones. A pesar de que reconoce que la dupla Miguel Escobar y Henry ‘La Mosca’ Caicedo era muy difícil de eludir, ‘La Fiera’, como buen depredador, se la rebuscaba, olfateaba su presa, se escabullía, luchaba cuando era necesario, pero lo principal era que cuando había que meter garra, allí estaba el zarpazo de este hombre cuyo apelativo sembraba terror en las defensas contrarias.

Mi amigo y mentor, el fallecido periodista Julio César Polanía Sevilla, otro de los americanos de la vieja guardia y que el día del primer título del América estaba en plena gramilla haciéndose pasar por fotógrafo, cuando hablaba de Cáceres era como si se expresara del mismísimo Dios. “Después de que la Fiera recibía en ese pedazo de la cancha, todos sabíamos que iba a romper la red. No importaba el perfil, ese man le pegaba con izquierda o derecha y tenía un remate potente. Llegó en bus de Tucumán, nadie lo conocía y poco a poco se metió en el corazón de la hinchada”.

La Fiera es el segundo goleador histórico del América con 136 anotaciones, 41 goles por debajo del otro gran delantero ídolo de los rojos, Anthony De Ávila. Y pudieron ser muchos más si algunos técnicos de aquella época no hubieran decidido mandarlo a Pereira y Bucaramanga donde también reventó las redes; y como fiera enjaulada lo soltaban cada tarde para despedazar defensas y tragarse redes contrarias.

El diseñador gráfico Edward Certuche no puede evitar recordar que Cáceres era el ídolo de su niñez y evoca que uno de los momentos que más atesora en su memoria fue el día que estaba con su padre en la tribuna Sur y celebraron a rabiar el gol número cien de ‘La Fiera’ con la casaca roja.

“Fue mi ídolo por su rapidez, su potencia, su garra, para mí el mejor compañero que tuvo en el juego fue ‘El Pinino’ Óscar Más; que lo ponía a correr”.

Dice Certuche que desde el barrio rojo del Obrero no se perdía partido de ‘La Mechita’.

Aquel 19 que en mí vivirá

En 1979, cuando los Diablos Rojos consiguieron su primera estrella, Jorge Ramón conformó una delantera de lujo que cualquier verdadero hincha americano, sin importar su edad, puede citar sin titubear: Víctor Lugo, por la izquierda; Juan Manuel Battaglia, por la derecha; y el centrodelantero era la gran ‘Fiera’ Cáceres. Ese inolvidable año fue el goleador del equipo con 19 anotaciones.

Aquel miércoles 19 de diciembre saltó al Pascual con la ilusión de conseguir el campeonato, aunque no hizo ninguno de los dos goles con que América derrotó a la Unión Magdalena recuerda el compromiso de cada uno de los jugadores, las arengas antes de arrancar el trascendental partido y el convencimiento de que el trabajo en equipo era lo que podía sacarlos adelante.

Tomada de redes sociales.

“La presión era mucha porque la hinchada sufría y nos decía en la calle, con lágrimas en los ojos, que ese era el año definitivo. Nosotros sabíamos que teníamos que lograr el objetivo que nos habíamos planteado desde el principio. Hubo mucho sacrificio de los compañeros. El momento en que el árbitro pitó el final fue increíble, me arrodillé y fue una satisfacción impresionante para una hinchada que llevaba muchos años esperando un triunfo”.

Recuerda.

Cáceres dice que no se cansa de repasar el video de ese partido. No importa que las imágenes estén en blanco y negro, que a veces los jugadores parezcan fantasmas que corren, por el brillo de la luz, que no existiese la cantidad de cámaras con que hoy se cubren los partidos, en fin; a ‘La Fiera’ lo único que le importa es ver una y otra vez ese video porque “siento como si eso hubiera sucedido ayer”.

Hace unos años, Cáceres, junto con otros compañeros de aquella epopeya, lideró la convocatoria para el gran partido en homenaje al primer título, el juego que comenzó a tejer la historia de triunfos de los ‘Diablos Rojos’. El propósito fue reunir a todos los jugadores que consiguieron la hazaña del primer campeonato y llevarlos al Pascual para que la hinchada, cuarenta años después; volviera a corear sus nombres.

Tomada de redes sociales.

Y sí que lo logró porque las lágrimas volvieron a aflorar, ‘el Dale y Dale y Dale Rojo Dale’ bajó de las gradas sanfernandinas y su eco ascendió hasta Siloé y luego se deslizó por la Carrera Diez para instalarse por siempre en el querido barrio Obrero.

‘La Fiera’ solo tiene un consejo para los jugadores escarlatas que están detrás de la gloria:

"No se olviden que ponerse la camiseta de América es dejar el alma en la cancha. Corran, metan, no dejen una pelota por perdida, no ahorren una gota de sudor. América es eso y la hinchada lo sabe”.

Mientras tanto, allá en la Autopista Sur, un mural seguirá siendo el testigo mudo de la historia de una ‘Fiera’ que nunca pudo ser enjaulada y que se transformó por su lucha y potencia goleadora en un emblema de la fanaticada roja.

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