Por: Javier Garcés - experto en inteligencia y seguridad.
Precandidato a la alcaldía de Cali
Estas y otras lecciones de Powell ha sido un gran incentivo para tomar la decisión de emprender la carrera electoral en Cali abanderando un nuevo liderazgo. Llegando al cuarto de siglo XXI, de acuerdo con varias mediciones, entre el 62 y 72 por ciento de los caleños identifica la inseguridad como su principal problema.
Y, aunque es claro que no es un problema de la actual administración, sí resulta llamativo que durante este periodo no se haya podido atajar eficazmente el incremento de delitos urbanos que, desde 2012 a razón del avance del proceso de paz con las Farc y la extensión de problemáticas rurales derivadas del narcotráfico y la minería ilegal, entre otras, hacen mella en la tranquilidad ciudadana.
El índice de homicidios cometidos ubica a Cali como la ciudad más violenta del país y la número 32 en el mundo. A su turno, flagelos como el hurto (en todas sus categorías: personas, vehículos, comercio, residencias) o la extorsión, incide negativamente en la percepción de los ciudadanos. Esto permite explicar en buena parte no solo la incertidumbre social, sino también las reacciones de justicia por mano propia ante la pérdida de confianza en la institucionalidad.
De cara los comicios de octubre, la seguridad es y será la agenda más relevante de la campaña pues no solo ocupa la atención de la ciudadanía sino también sobre esta versa los discursos imprecisos e idílicos del enorme grupo de precandidatos. El abordaje de los temas de seguridad va mucho más allá de relatar historias lastimeras, o solo criticar, quejarse, asociar todo a la corrupción o promover un discurso de clases.
La seguridad es un debate que demanda propuestas serias, construidas desde la experticia, con inteligencia, el uso racional y garantista de la tecnología. Propuestas que con un nuevo liderazgo, técnico y con experiencia y capacidad probada le permitan a los caleños recuperar la confianza de salir a la calle y prevalecer el derecho humano a la vida, la libertad y la honra.
El próximo Alcalde debe ser un agente responsable y hacer frente con decisión y competencia a los asuntos de seguridad. Deberá también, por supuesto ofrecer una mirada holística sobre los múltiples retos que enfrentan las democracias por cuenta de la ciberdelincuencia y las cada vez crecientes amenazas transnacionales, como lo advierte el Foro Económico Mundial para los próximos dos años.
¿Será que solamente con cámaras y motocicletas haremos frente a estas amenazas?
Si resulta cierto que nuestro principal e inmediato obstáculo es la inseguridad, tendremos entonces una responsabilidad en octubre. La responsabilidad de escoger bien a nuestros líderes y analizar quién se encuentra en efecto preparado para enfrentar los desafíos en los que se enfrasca nuestra sociedad. La seguridad se basa en la prevención y en la anticipación de las amenazas y en ello la clave es la inteligencia. No se trata solo de valorar discursos sobre el pasado o el presente y luego sorprendernos por resultados pésimos que, como en todos los frentes de su gestión, nos heredará el actual alcalde de Cali.
