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El problema de las barras no son las mallas

El problema de las barras no son las mallas

Foto: Especial para 90minutos.co

Pasan los años, incluso las décadas y en nuestra ciudad volvemos a hablar de lo mismo sin encontrar un mandatario con un programa y un manejo serio a este tema. Hablamos de las barras futboleras que se encuentran en el centro de la discusión por estos días producto de los hechos de violencia ocurridos en Medellín con la barra de Atlético Nacional y donde al mismo tiempo que el alcalde Daniel Quintero salía al paso de lo ocurrido, el alcalde de nuestra ciudad también salió a abanderar la cuestión.

Ante la controversia por la solicitud de la Dimayor a los alcaldes de las ciudades principales de volver a las mallas que separaban el espectáculo de las barras populares, muchos y muchas nos opusimos, incluido el mismo Ospina quien puso el foco en la necesidad de generar espacios de convivencia y participación para los integrantes de estos grupos. Esta declaración la apludiríamos de no ser que quien lo plantea ha sido una persona que sobre esto poco y nada ha hecho, tal como ocurrió con la Política Pública del barrismo que anunció en 2021 con una inversión para su formulación de $3000 millones donde finalmente han sido ejecutados más de $1250 millones y los avances son casi nulos.

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Ahora con el clásico vallecaucano que se jugará el domingo y con alcaldes que ponderan soluciones que no han llevado a cabo ni en sus propias administraciones, a la ciudad le proponemos un plan de manejo integral que busque no solamente superar la violencia dentro de los estadios sino también en los barrios que son los escenarios donde se producen los mayores hechos de violencia entre barras en Cali. Para esto, nosotras pensamos que las oportunidades educativas y laborales para estos grupos conformados por jóvenes que no superan los 28 años son fundamentales, por ello combinar oportunidades de desarrollo con acciones que impacten a sus propias comunidades son una solución mucho más integral que las medidas facilistas de los propios dueños del fútbol.

En Cali necesitamos primero avanzar en la caracterización de estas barras no solamente para su control, también para conocer las necesidades insatisfechas de quienes las conforman y así poder delinear programas de inclusión como el de apoyo comunitario en los parques y espacios públicos donde inciden estos jóvenes para que sean convertidos en territorios de paz y de integración, en asocio con la secretarías de participación ciudadana y deporte y recreación. Recuperar los parques de las comunas de Cali y convertirlos en verdaderos espacios recreativos no solamente incide en la seguridad de los barrios, también le devolverá las oportunidades a muchos jóvenes que cuando se habla de barras son escuchadas todas las partes menos ellos, quienes son los principales actores de esta historia y quienes con ellos podríamos devolverle la tolerancia y la convivencia a una ciudad que lo necesita hoy más que nunca.

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Pasan los años, incluso las décadas y en nuestra ciudad volvemos a hablar de lo mismo sin encontrar un mandatario con un programa y un manejo serio a este tema. La ciudadanía y barras futboleras que se encuentran hoy en el centro de la discusión, merecen un proyecto político que más allá de las palabras tenga una agenda de ciudad y avance con hechos en este tema.

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