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Con el hambre del pueblo no se gobierna

Con el hambre del pueblo no se gobierna

Foto: Especial para 90minutos.co

El encarecimiento de los alimentos es un fenómeno global que responde a diferentes variables, entre ellas la inflación. Cali no ha sido ajena a esta situación que exacerba el riesgo de muchas familias de menores ingresos que deben disponer una mayor parte de sus ingresos para suplir su alimentación. Desde la pandemia la ciudadanía fue testigo de las carencias de la ciudad en términos de soberanía alimentaria, así como de la precarización e informalidad en la que viven cientos de hombres y mujeres que habitan nuestra ciudad. Según el observatorio Cali Cómo Vamos la variación en los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas para el mes de marzo fue del 23,25%, una noticia por lo menos alentadora si se tiene en cuenta que para febrero la cifra se ubicó 2,52 puntos porcentuales por encima, evidenciando una leve desaceleración en el incremento de precios.

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Cali se categorizó como distrito especial desde el 2018 y por estos días se encuentra en discusión el proyecto de acuerdo que nos reorganiza política y administrativamente; no obstante, a hoy no contamos con un centro de acopio que sirva a la ciudad para el almacenamiento, centralización y distribución de los productos agropecuarios producidos en los corregimientos, municipios cercanos y espacios productivos del distrito. En una ciudad donde 3 de cada 10 hogares comen menos de tres veces al día no se proyectan soluciones a la problemática del hambre, por el contrario, con desprecio se persiguen escenarios de autonomía como lo son las huertas comunitarias y no se reconoce en las ollas y comedores comunitarios una herramienta eficaz, por su cercanía a los territorios y legitimidad en la comunidad, para la mitigación del hambre.

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Los nuevos gobiernos que lleguen al CAM deberán deshacerse de esta visión maquiavélica de ciudad que excluye un gran sector de la población y territorio para volcarse atender unas necesidades que son humanas y requieren de la acción coordinada y decidida para llenar de dignidad a todos los y las caleñas que no merecen vivir rodeados de una despensa agrícola y padecer hambre al mismo tiempo. Un centro de acopio para Cali debe ser una realidad; sin embargo, como medidas inmediatas para hacerle frente a esta situación: Las ollas comunitarias deberían ser apoyadas resueltamente y focalizadas para impactar la población objetivo, los comedores comunitarios deben ser fortalecidos en infraestructura, dotación, educación y materia prima, y, el PAE deberá ser operado de manera responsable con la nutrición de los y las niñas porque los recursos son sagrados y con el hambre del pueblo no se gobierna.

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