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Tuberías invaden los nacimientos de agua en Felidia

Tuberías invaden los nacimientos de agua en Felidia

Los bajos niveles que ha presentado el río Cali en los últimos días, especialmente el registrado el pasado martes cuando marcó su nivel más bajo en toda la historia, tiene preocupados a autoridades y caleños.

Los problemas de sequía y el fuerte paso del Fenómeno del Niño, tiene en una crítica situación al segundo afluente de agua de la capital vallecaucana, además de una mala utilización del recurso, tanto en la ciudad como en la montaña.

Tanto es, que desde esta semana Emcali tuvo que anunciar algunos racionamientos a lo largo y ancho de la ciudad para suministrar del preciado líquido a la mayor parte de la población, afectando directamente a quienes viven al norte, centro, oeste y ladera de la ciudad. Casi toda.

Por eso, el Noticiero 90 Minutos y www.90minutos.co indagará sobre las principales causas que tiene en este momento al río Cali sumergida en una de las crisis más preocupantes en los últimos 50 años 

Abastecido por los Farallones de Cali, el río tiene yacimientos en diferentes puntos, uno de ellos, en la parte alta de Felidia y La Leonera, donde se forma el río Felidia y, junto a otros canales, terminan en la parte alta del afluente.

Sin embargo, y como dice el dicho, "lo que inicia mal, termina mal". La ploriferación de viviendas en sobre lo alto en la montaña y la necesidad de extraer el preciado líquido para el consumo y la protección de sus cultivos, han desviado la corriente de los ríos que llega en precarias condiciones a suministrar los corregimientos.

Carlos Alberto Navia, un habitante de la parte alta de Felidia desde hace más de 40 años, sabe que la situación ha cambiado en los últimos años y es testigo de la desaparición de los nueve afluentes que surte al río Cali desde esa parte de la montaña.

"Esto ha sido muy triste. Desconsuela ver como ríos donde nos bañabamos y jugabamos cuando eramos niños, ya están convertidos en el camino de mangueras que se roban el agua", aseguró el hombre, quien vive junto a diez familias más en el sector.

La falta de acompañamiento de las autoridades correspondientes para el cuidado de los recursos en esta zona, es también una de las razones por la que la presencia de mangueras que sacan el agua de los yacimientos ha venido creciendo considerablemente en los últimos años.

"Nosotros hemos intentado reunirnos en varias ocasiones y no ha sido posible que estén acá todo el tiempo. Necesitamos que nos pongan más cuidado".

Una de las soluciones es la siembra de más árboles que ayuden a la generación de agua en las montañas, pero para Carlos, el problema es el poco dinero que pagan las empresas por la recolección de estos árboles.

"Es que a nosotros por un palo de guadua nos están pagando 350 pesos y no es rentable. Ellos por fuera los venden hasta en 5 mil pesos y ellos se quedan con toda la ganancia. Hay que generar proyectos que nos ayuden a nosotros, pero que también le ayude a la naturaleza", finalizó Navia.

El racionamiento en Felidia

Y es que la proliferación de mangueras que se llevan el agua de los afluentes ha sido tan grande, que el agua que está llegando a la planta de tratamiento que sirve al corregimiento de Felidia es mínina, sumada a la fuerte ola de calor que sufre el país, ha generado un serio racionamiento en el pueblo.

"Es increíble. Nosotros hemos llegado a contar entre 80 y 90 mangueras en la parta alta de la montaña. El agua que nosotros recogemos del afluente es mínimo y esa es la tratamos para el consumo en Felidia", señaló Jairo Caviédez, operario de la planta de tratamiento de agua del corregimiento.

En el año 2000, por lo menos 40 litros de agua llegaban a la planta para ser tratados y distribuídos para todo el pueblo, permitiendo el paso de líquido hacia el río Cali. Sin embargo, hacia 2013 esa cifra bajó a solamente 17 litros, número que para 2016 solamente registra los 8,5 litros.

"Es por eso que está decretado el racionamiento en Felidia. Para poder suministrar a todo el pueblo con frecuencia necesitamos que el afluente del agua llegue en 11 litros, como mínimo, pero con estos niveles toca quitar el agua por días".

Es por esto, que los habitantes del corregimiento se han tenido que ver a gatas con el agua, ya que desde las 10:00 de la mañana, hasta las 6:00 de la tarde no tienen suministro, afectando labores de cocina y lavado.

"La situación es muy dura, pero la gente no tiene conciencia. A diario vemos como gente desperdicia agua en la calle y en los cultivos. Lo triste, es que muchos de esos riegos se hace ya con el agua potabilizada y la pérdida es mayor", dijo Raúl Alfredo Ospina, habitante de Felidia.

La Alcancía de Agua, una esperanza

Un grupo de expertos que conformaron la Asociación de Afluentes de la Parte Media Alta de la Cuena del río Cali, luchan a diario para poder rescatar los diferentes afluentes que están ubicados hacia esta parte de los Farallones.

Una de sus propuestas es la Alcancía de Agua. Recuperar la parte alta del afluente es la principal tarea de esta organización, la cual plantea que de recuperar el afluente en la parte más alta de la montaña, permitirá que Cali asegure el preciado líquido por los siguientes 90 años.

"La Alcancía de Agua es la que nos tiene vivos porque es la que nos ha suministrado durante 365 días al año, durante décadas. El problema es que la hemos dejado sola y las autoridades han abandonado de manera irresponsable el recuperar parte de nuestro afluente", señaló Hernando Díez, presidente de la Asociación.

Generar proyectos que busquen la consolidación de la cuenca y que deje de pasar de administración en administración sin obtener resultados que recuperen su fluído, es también el objetivo de la Organización, quienes aseguran, que lo que hoy vive Cali es la crónica de una muerte anunciada.

"La cuenca se ha venido creciendo y desarrollando en un desorden total, todo el mundo se siente dueño, todo el que cree tener tres pesos en el bolsillo se cree el dueño y eso al final le termina haciendo más daño", precisó el Presidente.

Como meta, está que Cali recupere en los próximos 50 años los afluentes que surten al río y no permitir el continúo desabastecimiento que sufren sus habitantes.